| “Anécdota” Por: EL INFORMADOR 18 de junio de 2008 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Cuestión de enfoques: el postrer capítulo (“¡Ánimas...!”) del escándalo de la “macrolimosna”, que para Julio García Briseño, integrante del Patronato pro-Construcción del Santuario de los Mártires, es “experiencia” —el viejo aforismo de que “quien no aprende de sus errores está condenado a repetirlos”—, para el gobernador Emilio González Márquez se limitó a ser “anécdota social”. Estampa del folklore urbano, como quien dice... —II— Difícilmente se moverá de ahí el señor González. Como ya dijo la semana pasada, a raíz de la recomendación de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, de que ofreciera una disculpa pública más perfecta a quienes se hubieran sentido agraviados por “las ofensas a la figura materna” —otra de las simpáticas “anécdotas sociales” de esta historia—, que él no necesita que nadie le señale sus errores (en la hipótesis de que algún día cometiera alguno...), todo quedará en el trivial, intrascendente, jacarandoso terreno de la anécdota —“suceso circunstancial o irrelevante”, nos ilustra el “tumba-burros”—: la ocurrencia de sacar 30 millones de pesos de las arcas públicas y, so pretexto de promover el empleo, prometer 60 más y etiquetarlos para la construcción del Santuario de los Mártires; la escandalosa discrecionalidad, la discutible legalidad y la indiscutible inmoralidad del acto; las consecuencias del alboroto consiguiente: primordialmente, el deterioro del principio de autoridad, encarnado en el propio goberna dor González Márquez y el cardenal Juan Sandoval Íñiguez... —III— Lo mismo si la decisión de “recomendar” —eufemismo por ordenar— al Patronato la devolución de esos 30 millones que les quemaban las manos fue espontánea, que si a su vez fue “recomendada” por la nunciatura o por la Santa Sede —a donde seguramente llegaron los ecos del mitote—, el cardenal Sandoval y el patronato del Santuario, como El Correcaminos de las caricaturas, ya se deshicieron de la bomba con la mecha encendida que El Coyote les había hecho llegar, envuelta para regalo. Lo deseable, ahora, sería que el gobernador reflexionara. Primero, como político: ¿cómo hubieran calificado su conducta como gobernante los incorruptibles panistas de antaño?... Segundo, como creyente: ¿no amerita todo esto un acto de contrición y los correspondientes dolor de los pecados y propósito de enmienda? Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones