Jueves, 25 de Abril 2024

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¿Y el agua…?

Por: Jaime García Elías

¿Y el agua…?

¿Y el agua…?

Viejo chiste: el lugareño explica al turista: “En este pueblo no celebramos corridas de toros por tres razones; la primera es que no tenemos plaza…”.

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En un descuido, el cuento viene al caso por el nuevo debate –el enésimo, para ser exactos– en torno a la proyectada presa de El Zapotillo…

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-II-

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La polémica resurgió por el reciente anuncio del gobernador Aristóteles Sandoval, una vez que la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) recomendó elevar de 80 a 105 metros la cortina de la presa, lo que condenaría a anegar los poblados de Acasico, Palmarejo y Temacapulín.

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Tres serían, principalmente, los temas a debatir: uno, el atropello a los pobladores que se verían desalojados de la tierra de sus mayores; dos, el impacto ambiental que ocasionaría tomar las aguas del Río Verde, que actualmente utilizan agricultores y ganaderos de la zona de Los Altos que Agustín Yáñez certeramente llamó “Las Tierras Flacas”; y tres, la posibilidad de encontrar una opción mejor para solventar las necesidades a mediano plazo de los núcleos urbanos de Guadalajara, León y Los Altos.

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Pero, como solía decir otro clásico –Raúl Velasco–… “aún hay más…”.

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-III-

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Se trata, primero, de los caudales acuíferos que aportaría el Río Verde. Se tiene una noción muy clara acerca de las necesidades de consumo y uso de los habitantes de Guadalajara y León. De los caudales del “Verde”, en cambio, hay sobrados testimonios históricos de que son erráticos; verbigracia “fotografías del cauce seco, tomadas el mes pasado”, según el testimonio publicado ayer en EL INFORMADOR (p. 2-A). Se calcula que llenar la presa, una vez concluida, tomaría de cinco a ocho años en alcanzar su capacidad máxima… si la naturaleza ayuda y no pasa factura por el ingobernable impacto ambiental de la polémica obra.

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Y se trata, después, de la calidad del agua que almacenaría la presa antes de darle el destino que se pretende. Como el 90% del agua que llega al Verde –explican los técnicos– “es torrencial” (la que escurre por las laderas… pero también la que pasa por los poblados y eventualmente se contamina con los drenajes cuando las lluvias son abundantes), así como hay puntos del cauce en que el agua está “relativamente bien en términos de contaminación”, según los entendidos, hay otros en que hay serias dudas de que así sea.

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Colofón: de qué habrá agua, la habrá. Falta ver cuánta… y de qué calidad.

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