A medida que los años transcurren y van acumulándose sobre la efímera existencia humana, vamos descubriendo en las cosas mínimas los milagros renovados de la vida, esas pequeñeces, esas nimiedades que nos impelen a dar gracias al Creador por habernos dado el privilegio de vivir y apreciar la vida en sus más pequeñas y emotivas manifestaciones: un ocaso, una flor con su profusión de aromas y colores; la mirada amistosa de una persona desconocida; la risa de un niño; el cántico incesante del mar; la alegría del perro que en casa nos recibe; el trino de un pájaro y el silencio de nuestra alcoba cuando nos disponemos a entregarnos al misterio del sueño…Mil pequeños asombros cotidianos más tejen el tapiz asombroso de nuestra existencia…Cuando el Ser Supremo decida mi comparecencia para dar cuenta y razón de mis actos, si me fuera dable hacerle una petición, le suplicaría, que si merezco el averno o el cielo, me permita el regreso a este mundo, convencido como estoy, de que el infierno o el paraíso están en esta vida.La primera condición indispensable en un maestro, es rechazar con firmeza y sin lugar a dudas cualquier manifestación de fanatismo. El maestro debe involucrar ideas racionales, no dogmas. Los profesores dogmáticos no enseñan ni explican, sino que dictan y fanatizan. En vez de pulir inteligencias excitan radicalismos religiosos, y de la mente juvenil que debe ser sagrada para un maestro, hacen una mercancía política fundamentalista.Es regla general que los mexicanos encarnemos en una persona, caudillo o dirigente, los principios abstractos que han inspirado nuestra luchas históricas; somos el país de los “ismos”. La doctrina liberal se personificó en Juárez, y el liberal del siglo pasado fue juarista. La revolución política encarnó en Madero, y quienes la anhelaban, fueron maderistas. El agrarismo se denominó zapatismo, y al movimiento constitucionalista, se le bautizó como carrancismo…Mientras la Revolución Francesa tuvo como emblema distintivo los principios de libertad, igualdad y fraternidad, nuestra guerra de independencia personificó los anhelos de un pueblo por construir una nación independiente en dos caudillos, Hidalgo y Morelos. Las personificaciones que nos distinguen y a la que somos tan afectos, son por regla general referencia a un nombre propio, que no necesariamente implica en quienes los mencionan conocimiento cierto de la causa que representan.Don Samuel Ramos, ex-director de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional, fue uno de los más importantes estudiosos de la idiosincrasia o peculiar manera de ser de los mexicanos. Expresó en una de sus cátedras, que “los mexicanos tenemos una proclividad patológica hacia la auto denigración”.Si Cristo no era Dios, sí mereció serlo.Es muy común que por comodidad, ignorancia o pereza mental, la gente abandone su juicio personal para adoptar las opiniones de líderes políticos, analistas, locutores y opinadores de toda laya. Tal parece que el ciudadano de nuestros días, ha abdicado por negligencia y dejadez la facultad de pensar por nuestra cuenta propia.Es preocupante el creciente afán de los medios de comunicación para convertirse en jueces y linchadores de personajes públicos.Tenemos que poner en juego toda nuestra imaginación, si no queremos que nos arrastre la avalancha del desánimo y el derrotismo. Si las cosas están mal, no les añadamos nuestras aflicciones para que no se pongan peor.En las sesiones tumultuarias de la Cámara de Diputados, todos claman cordura, creyendo que ésta se logra desde posiciones de histeria y de intransigencia.