Con la promoción de las camisas tipo “Chapo”, como las “más buscadas” podemos dar por cerrado el caso de la re-re-reaprehensión de Guzmán Loera; no puede haber ya nada más banal. Sin embargo, antes de bajar la cortina, podemos extraer algunas lecciones de este gran show que ha sido el regreso a casa (a Almoloya) del capo más buscado del mundo.Primera lección. La actuación es para los profesionales. Nunca en mi vida intentaré dar el paso a las artes escénicas. Si mi futuro en las tablas es tan malo como el del Sean Penn en el periodismo, prometo, juro, que jamás intentaré dar el paso. Y en el remoto caso de que lo haga lo haré sin que nadie se entere. No tiene sentido exhibirse de esa manera.Un periodista es tan bueno como las preguntas que sea capaz de formular. Teniendo claro que este tipo de entrevistas son siempre desiguales y que todos hemos pasado por situaciones donde el entrevistado te derrota de entrada (sea porque es mucho más inteligente o mucho más poderoso) las preguntas de Penn dan pena ajena. La actuación es para profesionales; el periodismo también.Segunda lección: Un capo es un capo. Para todos aquellos que pensaban que “El Chapo” era una especie de Robin Hood, que por ser enemigo de Peña Nieto y haberse reído de él escapándose, en automático pasaba al lado de los buenos (esa dicotomía simplista de las redes sociales nos retrata horriblemente como sociedad) escuchen la entrevista. Cuando el gran reportero-actor, seguramente influenciado por la cursilería de Kate y su “vamos traficando amor”, le pone en bandeja la pregunta de ¿qué cambiarías del mundo? (una pregunta digna de un concurso de Miss Universo) “El Chapo” contesta “Nada. Así está bien”. Salud.La inteligencia del “Chapo” está en otra parte. Algo debe tener de inteligente el señor Guzmán, debe tener habilidades que el común de los mortales no tiene, pero por más que uno busca al hombre astuto, de pensamiento distinto y gran carisma que habla el actor Penn (que también resultó ser el más Penn de los actores) en la entrevista no se ve: es de una simpleza y de una incapacidad para articular realmente impresionante. Un capo es un capo, no esperemos que tenga una visión del mundo más allá de drogas y armas.Tercera lección: Cuando el Estado quiere, puede. La pregunta es por qué casi nunca quiere. Cuando siguiendo esta idea gringa de que el gobierno quería matar al “Chapo” para que no hablara le preguntan al “Chapo” si él cree que eso es cierto, Guzmán contesta con absoluta certeza “si me pueden atrapar lo van a hacer. La pregunta que nunca hizo el Penn es cuál es la complicidad del Estado con el narco, cual es la red de protección dentro del gobierno que permitió que el pobre agricultor que a los cinco años vendía naranjas, dulces y refrescos, haya llegado a donde llegó.Tanta y tan auto celebrada eficiencia del Estado mexicano se da sólo cuando la sobrevivencia de los grupos de poder se ve amenazada.