Al inge Una preocupación de todo Poder Ejecutivo es con qué Congreso va a gobernar. La elección para gobernador en Jalisco dejó a Aristóteles Sandoval en una posición nada cómoda de cara a la gobernabilidad de la próxima legislatura. Hay dos cosas que distinguen el Congreso que tomará posesión el próximo 1 de noviembre: el número de fracciones y la atomización del voto. Salvo que los tribunales digan otra cosa, la LX legislatura tendrá cinco fracciones: dos grandes, PRI (17) y PAN (14), una mediana de Movimiento Ciudadano (5) y dos enanas, PRD (2) y Verde (1). Al próximo gobernador no le bastan el PRI y las dos enanas para construir la mayoría de 21 votos que se requieren, por lo que tendrá que pasar necesariamente por el PAN o Movimiento Ciudadano (MC) para que sacar adelante las reformas y acuerdos. Pero la pregunta es por cuál PAN, pues en el Congreso de Jalisco estarán representadas al menos cuatro grupos azules: el del candidato, Fernando Guzmán, con un voto; el del gobernador saliente, Emilio González, con 3, el del Comité Estatal, liderado por Hernán Cortés, con ocho votos y el del senador electo, José María Martínez con dos votos, uno de ellos impugnado. El acuerdo posible será con el grupo de Martínez, quien tiene fama de negociar cualquier cosa pero siempre a un costo altísimo, o con el gobernador saliente, sobre todo en el periodo intermedio entre la llegada de los nuevos diputados y la toma de posesión de Aristóteles que será en marzo. El otro tema de preocupación para el gobernador electo es la atomización del voto priista. Quien lidere esa bancada tendrá que bregar con otros 16 diputados que se sienten la última coca en el desierto y nueve liderazgos distintos. El gobernador electo tiene seis diputados que pueden considerarse claramente de su grupo y otros cuatro, los vinculados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y al propio partido que no será difícil de trabajar con ellos. Pero los otros siete votos, si bien serán priistas, requieren “tratamiento” propio, es decir, negociaciones caras y desgastantes. Otro tema tiene que ver con los votos del PRD. Atribuirlos como incondicionales de Aristóteles por el simple hecho de que Raúl Padilla está cerca del gobernador electo puede ser un error. El PRD sabe que su fuerza estará justamente en no ser incondicional del PRI, pues aliado con PAN y MC hacen los 21 votos que le dan valor a la oposición. Y si bien vimos al PRD y a MC darse hasta con la cubeta en las elecciones (los pleitos de familia son siempre más viscerales) la política hace siempre extraños compañeros de cama. A fin de cuentas de eso se trata la política, de encontrar compañeros para hacer travesuras en la cama... perdón, acuerdos legislativos.