La película, también como materia prima, nos da una lección de vida. Duró mientras sirvió y lo hizo muy bien por más de un siglo al replicar la historia y proyectar el futuro. De las figuras brinconas en blanco y negro a la dimensión tridimensional en color hay mucho más que imágenes con serios motivos de reflexión. Reciente fue la mención de medio siglo transcurrido desde la aparición del James Bond, legendario Agente 007 con licencia para matar, interpretado por Sean Conery; hoy las fórmulas actuales tienen otro tratamiento, más sutil, pero quizá igual si no es que también más cruel, con información mediática cotidiana, y por lo mismo crecido impacto. En la industria cinematográfica no todo es comedia. El drama también se traslada a la realidad como es la desaparición de la planta productora establecida en la Zona Metropolitana de Guadalajara, era fuente de empleo para considerable número de empleados y trabajadores. Los nuevos derroteros de las salas de cine abandonaron el centro convencional de las ciudades, en cuya expansión se desarrollaron centros comerciales, auténtica figura contemporánea del comercio vecino, al servicio de la población mayoritariamente urbana, adonde fueron a dar múltiples salas pequeñas a las que concurre el público para encontrar satisfacción a su gusto en un mismo y relativamente accesible espacio. A su vez, la película de 35mm. y pesados proyectores tiene sustituto en discos de breve dimensión, albergando el mismo contenido de lo que antes pesaba 25 kilos, contenido de una película de 90 minutos. La historia, como la tecnología, no tiene fin y menos en los medios de comunicación que cada día nos aportan más nuevas sorpresas. Lo que hoy es moderno cumple rápido su ciclo y quizá pronto será caduco y hasta obsoleto. Dios nos guarde de la discordia.
