Europa se enfrenta a la mayor crisis financiera desde la creación de la comunidad europea. De hecho, el euro se enfrenta al dilema de Macbeth: ser o no ser. Las naciones europeas quieren mantener la unidad que les da dimensión, pero Alemania y las naciones más avanzadas no están dispuestas a subsidiar a aquellas que no han sido productivas y eficientes, como Grecia, Portugal, Irlanda y ahora España e Italia. La banca de estas naciones está prácticamente en quiebra y el costo de pedir financiamiento es altísimo. Ahora se especula que España puede ser rescatada mediante un préstamo de una cantidad equivalente a 70% del PIB de México. Seguramente Italia será siguiente economía en ser intervenida. Una caída mayor de la economía europea sería muy grave para las naciones interconectadas globalmente; por eso Estados Unidos están ahora en camino de inducir soluciones inmediatas dado el impacto que puede tener en su economía. México está expuesto a la banca española, la hispana es la segunda inversión extranjera por su volumen, y aunque nuestro comercio exterior no es significativo, tiene una importancia estratégica. La actitud del Banco de México debe ser muy cautelosa y poner las barbas a remojar, porque lo que profundizó la crisis en España fue el enorme retraso en reconocer la importancia y el tamaño del problema. Y en caso de México tenemos años insistiendo que nuestra economía sólo será viable mediante la aplicación de reformas estructurales que detonen el crecimiento acelerado que nos lleve al desarrollo. El proceso de entrega-recepción con el nuevo gobierno es una oportunidad para inducir en la agenda nacional estas reformas. No hay mucho tiempo para aprovechar la ocasión que hemos dejado pasar desde hace muchos años. Los cambios fiscales, el régimen de pensiones, la inversión externa en energía, los cambios para flexibilizar la contratación laboral y la regulación más firme de la banca y de las finanzas locales, son algunos de los contenidos esenciales de las reformas que México reclama. La economía no respeta los tiempos políticos y las oportunidades se pintan cada vez más escasas. En los equipos de transición debe quedarles muy claro que es la hora de poner los intereses de México por encima de las formaciones partidistas y dar el paso desde ahora, antes de integrar la nueva legislatura. Europa será otra después de esta crisis y México debe ser mucho más desarrollado luego de las reformas que deben aplicarse en los próximos años.