Por Eduardo Castañeda H Elis Regina, la reina del bossa-nova, acompañaría la ceremonia de apertura de la 22 Bienal del Libro de Sao Paulo, para comenzar y para terminar. En medio y en vivo, una versión muy particular del himno brasileño con aromas de la música popular de este país. El acto de este jueves fue sencillo y sin la solemnidad que caracteriza este tipo de eventos en México. En el encuentro se reúne casi toda la industria editorial brasileña durante 10 días, tanto para hacer negocios, como para ofrecer al público actividades relacionadas con los libros, como lecturas, firma de autógrafos y conferencias, todo organizado por la propia Cámara Brasileña del Libro (CBL). Funcionarios gubernamentales federales y estatales, entre ellos Ana de Hollanda, ministra de Cultura (que para más señas es cantante y hermana de Chico Buarque), además de la presidenta de la CBL Karine Pansa, hablaron de la relevancia de este encuentro que espera a unos 800 mil visitantes en el centro de convenciones Anhembi, al Norte de la ciudad. En la Bienal de Sao Paulo participan este año 450 expositores, un tercio más que el año pasado, de acuerdo con cifras de la organización, crecimiento atribuido a la mayor presencia de editoriales internacionales, que este año son 134. Lo que es interesante de este encuentro es la fuerza del mercado nacional brasileño, que es prácticamente autosuficiente y que, de acuerdo con la CBL, tiene una vida asegurada por la venta de libros de texto al Gobierno. El cada vez más fuerte interés de darse a conocer en el mundo ha hecho que los libreros implementen programas de promoción para incrementar la presencia de los libros brasileños en el mercado europeo, sobre todo, pero también en el hispanohablante, si bien, son pocos los autores de literatura que podemos encontrar en México, más allá de Paulo Cohelo, Rubem Fonseca, Jorge Amado o Clarice Lispector. El mercado brasileño del libro, además, no se beneficia de compartir la lengua con Portugal, ya que es necesaria una traducción del portugués peninsular para insertarse con más potencial en Brasil, donde de cualquier forma apenas se leen cuatro libros por persona al año, de acuerdo con una reciente encuesta nacional que incluyó a la mitad de la población. (México lee casi tres por año). Brasil tiene dos citas importantes promovidas por los propios libreros, que son esta bienal en Sao Paulo y la otra, que es Río de Janeiro. Además, una muy relevante será la del año próximo, cuando los cariocas sean también los invitados de honor de Frankfurt, la feria del libro más importante en el mundo. Por lo pronto y para Guadalajara se prepara una veintena de escritores que estarán en la ciudad para la FIL. La mayoría de ellos desconocidos en México, pero que constituyen una oportunidad para acercarse a su pensamiento y acaso a sus letras, con las hasta ahora escasas traducciones de sus obras. Sao Paulo, Brasil.