Hace unos días la Secretaría de Cultura (SC) de Jalisco envió un comunicado de prensa para informar que otra vez hay cambios en la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco; a estas alturas de la vida ya no sorprende tanto cambio, ni que la agrupación sea incapaz de mantener una temporada, ni que –probablemente– nunca lo hará, ni que nada de nada. ¿Quién iba a pensar que las buenas intenciones se quedarían en eso? Que aquello de que la agrupación tendría varias temporadas durante el año y giras y tal, sería un sueño guajiro. Nadie… seguro que ésa es una sorpresa para todos. Escasas han sido las presentaciones de la agrupación, bueno, las ha habido, pero de a dos (máximo) por director y ¿en cuánto tiempo? En fin. A ver si con Guillermo Hernández –uno de los bailarines de aquí, y justamente uno de los muchos que en un principio presentó un proyecto de compañía– pueda lograr que la agonizante agrupación mejore aunque sea un poco… que cumpla al menos con medio propósito de los muchos que se fijaron. La verdad es que el de la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco me parece un tema sumamente agotado, como que ya da algo de flojerita. Ánimas que la próxima administración llegue con ímpetus renovados para que esto no siga causando lástima. Es increíble que a pesar de todo el talento que tienen los bailarines jaliscienses, sean las academias de danza las que los estén impulsando y presentando al público, y que el trabajo de la autoridad sea tan tibio y poco atinado. Cambiando de tema, pero al final de cuentas más de lo mismo, desde hace varias semanas traigo atorado en el pescuezo el hecho de que se haya elegido a Martha Morales como la próxima directora de la Compañía Estatal de Teatro (CET), que –por piedad, ya atrévanse a decirlo– ni es compañía, ni es estatal, y a veces parece que tampoco es teatro. Solamente tres personas respondieron a la convocatoria, así que el gran jurado optó por apoyar a esta señora que, si bien tiene muchos años haciendo teatro en la entidad, no es (en mi opinión) ni remotamente una buena directora. Total. Esperemos que la próxima administración se ponga las pilas también con este grupillo, que se corrijan los errores del proyecto, uno de ellos –por ejemplo–pensar que un equipo creativo que trabaja unido para 10 funciones (tal vez) puede ser considerado una “compañía estatal”. ¿O será que debo quitarme la amargura y simplemente aplaudir el esfuerzo de esta gente?
