Ya sabrá usted lector sobre el nuevo escándalo en el que se encuentra —de nuevo— involucrado el Presidente Peña. De acuerdo con un reportaje de Carmen Aristegui —que no es de mi simpatía por parcial, pero no todo lo que hace son vaciladas como es el caso—, el joven Peña Nieto se tituló con una tesis donde se copió, sin hacer las citas correspondientes de diversos autores, aproximadamente 30% del total del su texto. El verbo plagiar, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española en su primera acepción consiste en “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Y eso es lo que ocurrió, conducta muy grave y que todas las instituciones académicas rechazan.Todo estudiante sabe que la manera de hacer una cita textual en cualquier documento académico es entrecomillado la parte citada y luego señalando de forma detallada la fuente de la información y relacionándolas con un numeral. Es más, cuando se prefiere por una razón de estilo parafrasear la fuente en lugar de citar textualmente, también debe hacerse la referencia. Así, se entiende que el texto no referenciado ni entrecomillado es de autoría propia.La Presidencia —de nuevo muy mal—, respondió al reportaje minimizando su importancia y atribuyendo el plagio parcial a un “error de estilo”, lo cual empeoró las cosas en la opinión pública, además de reconocer implícitamente la falta. Luego, la Universidad Panamericana avisó sobriamente que revisaría el caso (como debe de ser), pero el presidente de la sociedad de alumnos de su Facultad de Derecho en la Ciudad de México, emitió un video donde acusó como ataque a la institución dicho reportaje amén de desacreditarlo sin razones, lo cual derivó en entender esto como una defensa del Presidente Peña, y con ello poner en entredicho la seriedad de esa gran institución académica. En todo caso, la Universidad Panamericana es víctima no del reportaje, sino del engaño que sufrió hace 25 años.A pesar que no hay sistema que prevenga el plagio en las instituciones académicas con una efectividad de 100% (ya existen algunas herramientas informáticas), ni mucho menos antes de la revolución tecnológica actual, bien convendría a la Universidad Panamericana señalar cuál es el protocolo que se sigue para procurar evitar estas acciones de deshonestidad intelectual o en su caso actualizar las reglas, amén de indicar su completo desacuerdo con la conducta del Presidente aún tratándose de quién se trata una vez que corroboren por su cuenta el plagio parcial.Se ha criticado mucho que el citado reportaje porque supuestamente no aporta ningún bien público o porque se trata de una falta menor. Pensar que se trata de una inocentada sólo se explica como justificación de la mediocridad, ya sea propia o ajena. Es gravísimo y de haberse descubierto entonces, lo hubieran reprobado en su examen profesional. Y todo lo contrario, por supuesto que aporta al debate público, ya que pinta y confirma al Presidente de cuerpo entero como un pillo de carrera, aún y cuando legalmente creo que poco, o más bien nada se puede hacer.
