No, amable y paciente lector que mis letras sigue; no escribiré del romanticismo del “Chapo” y su inspiradora Kate. Lo haré, sí, sobre Charleston… No, pero tampoco sobre aquél ritmo sensación que tanto entusiasmaba a la generación bisabuelera de las primeras décadas del pasado siglo. Lo haré, sí, porque precisamente en ésa población de Carolina del Sur se llevó a cabo el sexto debate de aspirantes republicanos a la candidatura del partido para la presidencia estadounidense.Lo seguí con interés dada todavía mi capacidad de asombro de que uno de ellos, el magnate inmobiliario, Donald Trump, continúa junto a Ted Cruz, figurando como punteros, perfilándose como posibles finalistas.No dudaron ambos, en presentar un franco ataque a medidas tomadas por la administración del demócrata Barack Obama, en diferentes programas establecidos, destacando el referente a la defensa de las armas, en la intención presidencial de aplicar un endurecimiento en los requisitos para la compra de rifles y pistolas. Por ello, señalando determinantemente al terrorismo de la plaga mortal en la que se ha convertido el Ejército Islámico, el senador por Florida, Marco Rubio, —hijo de matrimonio cubano—, enfatizó que no son los terroristas los que adquieren las armas en las tiendas legales, dramatizando al expresar que: —“un gatillo podría ser la única línea de defensa entre un ciudadano norteamericano y un yihadista musulmán…”—En este tema coincidieron Trump y el resto de contendientes como Ben Carson, Jeb Bush, Ted Cruz, —de origen canadiense—, y Chris Christie, llamándome la atención de que, un tema tan espinoso y trascendente como el migratorio fue tocado con extrema levedad en el penúltimo debate republicano, reconociéndose que ahora mismo cuando un problema fundamental como lo es el de la seguridad nacional del país, está siendo manipulado precisamente por el sistema migratorio actual.Conociendo el estilo de confrontación del rubio copetudo, arremetió en directo en contra de Cruz al referir sobre el sitio de su nacimiento por su origen canadiense, como punto de ataque por parte de los demócratas por la vía legal, si su contrincante resultara el candidato.Siguieron “tiritos” a lo largo del debate entre los dos punteros que aventajan notoriamente a los restantes, derivando que al final podrían ambos reconocer a su rival y elegirlo como compañero de fórmula para la presidencia de Estados Unidos. Empero…Empero, según encuestas, Trump mantiene una diferencia importante encabezándolas con un 34.5% de los votos por arriba de Ted Cruz con un respaldo de un 19.3%, lo que marcando la diferencia hace que, dadas las características de planes que el negociante de inmuebles ha declarado, principalmente en el asunto de los inmigrantes, quiéranlo reconocer o no, representa una señal de preocupación.Y escribo esto, aunque hay opiniones y criterios que van en el sentido de que Donald Trump no tendría posibilidades de ser el triunfador, dentro de un escepticismo de sensibilidad que contrasta con los números encuestadores.Atendiendo al curso que va tomando el Partido Demócrata, considerando la fortaleza política que debe tener Hillary Clinton y el apoyo con los votos de sectores numerosos de inmigrantes, —sin dejar de reconocer que en muchos descendientes de extranjeros hay la decisión de obstaculizar el ingreso de una nueva inmigración que miran como inminente competencia—, creo que el respaldo a la dama, a la postre marcaría la diferencia con el candidato republicano que saliera.A pregunta que al final del evento le hicieran los moderadores a Trump, si dejaría sus negocios para alcanzar su intención de llegar a ocupar la Casa Blanca, la respuesta contundente dirigiéndose a sus hijos textualmente fue: —“ ¡Chicos, quédense con la empresa, pásenla bien que yo me voy a dirigir a Estados Unidos…” —Y… PENSÁNDOLO BIEN.Y… PENSÁNDOLO BIEN, estando los tiempos como están y yendo el mundo como va, nada es pues para asombrarnos, cuando la situación política en Norteamérica tiene sus perfiles, sí…Perfiles de riesgo…