Por Luis Miguel González (lmgonzalez@eleconomista.com.mx) En el segundo trimestre de 2012 Pemex perdió mil 898 millones de dólares. La brasileña Petrobras, 666 millones de dólares. En los dos casos se trata de resultados desastrosos. Las pérdidas de Pemex no fueron noticia, porque los números rojos son parte de la normalidad de nuestra mayor empresa. La información de Petrobras dio la vuelta al mundo. No había registrado pérdidas desde hace 13 años. ¿Esa es la empresa a la que queremos que Pemex imite? La cuestión vale porque hasta ahora sólo hemos oído acerca de la parte más positiva del gigante energético brasileño. Las pérdidas son una advertencia: no es perfecta. Más vale mirarla con lupa. Dos cosas llaman poderosamente la atención en el reporte público de Petrobras. El primero es la vulnerabilidad de la empresa a los incrementos de los costos en dólares. A pesar de su programa de desarrollo de tecnología propia y de proveedores nacionales, sigue siendo dependiente en extremo de proveedores internacionales que le facturan en dólares. El segundo aspecto es la similitud de algunos de sus mayores problemas con los de Pemex. Uno de los rubros que más afecta los números de Petrobras es el subsidio que aplica a los combustibles. En Brasil, como en México, la política de precios está dictada desde el más alto nivel del gabinete económico o la Presidencia. Tener inflación bajo control es muy importante para el equipo de Dilma Rousseff, mucho más que poner los precios de la gasolina y el diesel cerca del costo de producción o de los mercados internacionales. Las refinerías de Petrobras, como las de Pemex, son una de las partes más ineficientes de la corporación. En el caso del gigante brasileño, perdieron el equivalente a 20% de sus ventas totales. Las refinerías de México arrojan pérdidas inmensas, tanto contables como de oportunidad. Un informe de la Unidad de Evaluación y Control de la Cámara de Diputados calcula entre 150 mil y 250 mil millones de pesos las pérdidas atribuibles al estancamiento de la capacidad de refinación de Pemex entre 2008 y 2010. El sistema nacional de refinación de México cuenta con seis refinerías. Estados Unidos, con una población casi tres veces mayor, tiene alrededor de 150 refinerías. Petrobras pierde dinero y brillo a los ojos de los analistas internacionales. La corporación brasileña pasó de ganar 10 mil millones de reales en el segundo trimestre del año pasado a perder mil 350 millones en el año en curso. Además, es la petrolera que registra el peor desempeño bursátil en el último bienio. Sus títulos pasaron de valer 30 dólares en 2010 a menos de 10 dólares en 2012. Schadenfreude. Las pérdidas de Petrobras provocan Schadenfreude en algunos funcionarios mexicanos. Esta palabra alemana se traduce como alegría por la tragedia de otro. Si Petrobras pierde, eso quiere decir que no estamos tan mal, podría alguien argumentar utilizando una lógica retorcida. Hay otra forma de plantearlo: No vale utilizar el método de copypaste y traerse los remedios de Brasil, sin un proceso intenso de revisión de las circunstancias que explican por qué Petróleo Brasileiro SA y Petróleos Mexicanos están como están. No hay soluciones fáciles para la crisis de la mayor empresa de México. Hemos hablado de similitudes. La gran diferencia es que Pemex seguirá perdiendo dinero. Petrobras tiene más margen para revertir un trimestre lamentable. Lo dicen los expertos.