Jean-Paul Belmondo y Claude Lelouch pertenecen al álbum de la cinematografía inolvidable y ahora unen sus talentos para una comedia de aventuras muy prometedora. Belmondo cruzará la frontera de los ochenta años sin dejar a un lado su peculiar personalidad que le dio fama mundial; ahora se trata de Los bandidos mancos, película atractiva para quienes viven juventud y otros que tienen acumulada. En tanto que Lelouch, de 74 abriles, recreará su capacidad de guionista, productor y director, que lo hizo famoso en Un hombre y una Mujer con atrevidos cambios focales, motivadores de una técnica hasta entonces, años sesenta, no empleada. Antes sorprendió con sorpresivo largometraje de lanzamiento para línea de automóviles. Por lo visto la edad en el Cine y sus participantes no tiene límites. La narración apunta al enfrentamiento entre viejos y jóvenes, ambos con sus propias fuerzas y debilidades; los viejos aparecen tontos pero con acopio de experiencia y los jóvenes intentan superar los obstáculos con osadía. En realidad, el drama diario acrecentado por la tecnología. Belmondo con su amplia filmografía, entre la que se recuerda otra comedia: Los Ladrones, compartiendo roles con el galán egipcio Omar Sharif, y en los años noventa caracterizando al personaje central de Los Miserables en una versión más del clásico original de Víctor Hugo, tratada con toque relativamente contemporáneo que no resistió la crítica; sobre todo por las siempre inevitables comparaciones con la versión anterior. Es presumible que ahora director y actor dejen atrás esquemas tradicionales; ya poco o nada sorpresivos para el exigente gusto de los cinéfilos actuales, donde el tema de criminales ha sobrepasado la sorpresa. A un año de su proyección, la mercadotecnia ha comenzado su labor con nutrida remembranza, por demás justificada por tratarse de personalidades inolvidables de la que aún siguen dando qué decir. Dios nos guarde de la discordia.