Nuestra Carta Magna da un tratamiento distinto en el Artículo 27 a la explotación minera de la explotación petrolera, permitiendo a empresas extranjeras explorar y explotar nuestra riqueza mineral, lo cual no sucede con el petróleo. Las leyes reglamentarias abren la puerta para que la explotación de nuestros recursos naturales proteja a las empresas, nacionales y extranjeras con tratamientos privilegiados. Así es como en la Ley Minera, se establece que sólo la federación podrá grava a este tipo de industrias privando a las entidades federativas y municipales un ingreso que bien caería en sus raquíticos presupuestos, como sería el impuesto predial y licencias municipales.El artículo 1º de la Ley Minera, establece que las concesiones podrán otorgarse para exploración y explotación, sólo a las personas físicas de nacionalidad mexicana, ejidos y comunidades agrarias, pueblos y comunidades indígenas y sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas.La realidad es que más de 50% de las concesiones están otorgadas a compañías extranjeras canadienses y el resto a grupos de empresarios mexicanos; debido principalmente a la gran inversión que requiere este tipo de industrias durante el período de exploración que puede durar varios años y la explotación misma para beneficiar los minerales demanda un capital cuantioso. No deja de ser una buena intención mencionar que los ejidos y comunidades agrarias e indígenas puedan explotar concesiones, a menos que se les otorguen y ellas a su vez traspasen sus derechos a terceros, que en todo caso, sería una buena solución para abatir la pobreza de zonas marginadas, como es el caso del pueblo Wixárika (huichol), que pide se cancele la concesión sobre sus lugares sagrados. Continúan vigentes 79 concesiones sobre 98 mil hectáreas, que representa 70% del área natural protegida, de la cual no reciben beneficio alguno los huicholes.Nada despreciable es el ingreso en divisas que obtiene el gobierno federal, la beta de la minería en México, ha aguantado la explotación del subsuelo desde la época de la invasión de los españoles; ahora son los canadienses los usufructuarios de nuestra riqueza mineral, siendo el tercer sector productivo del país, tan sólo superado por el petróleo y la industria automotriz. La producción minera de metales ascendió a 19 mil millones de dólares en 2011, 51% más de lo que obtuvo en 2010. Además generó 22 mil 516 millones de dólares en divisas el año pasado, cifra muy similar a la que envían los mexicanos que trabajan en el extranjero y casi el doble de lo que generó el turismo que reportó 11 mil 663 millones de dólares en 2011.El oro alcanzó niveles máximos en septiembre del año pasado y México se consolidó como el principal productor de plata en el mundo y se encuentra entre los 10 primeros productores de oro. Si esto es lo que se queda en nuestro país, es inimaginable lo que se llevan las poderosas empresas canadienses. Lo ideal sería que se otorgaran las concesiones a las comunidades indígenas habitantes de las tierras en explotación y se liberara a estados y municipios para gravar esta fuente de riqueza que parece inagotable a través de los siglos que lleva explotándose.