Pues bien, como sucede con todo en la vida, las vacaciones han terminado. Con ello vuelve el drama y la tragedia del día a día en la escuela. Y es que, si bien el infante tuvo a mal añorar el regreso a clases solo porque le estaban comprando cosas estos últimos días, pronto se dará cuenta que todo forma parte de un complot para alterarle el orden emocional.Ante esta difícil problemática, se ha considerado por diversas instituciones – entre las que se incluyen a La Sorbonne, el London School of Economics y el Conalep – emitir una serie de prevenciones para que aquellos individuos que estén volviendo a clases lo hagan advertidos de los riesgos que implica la jungla escolar.Como principales puntos han establecido los siguientes.(i) Consígase cuadernos que tengan los márgenes ya hechos. Pocas cosas en el mundo dan tanta hueva como el tener que hacer márgenes, sin embargo, los afortunados niños de los años dos mil cuentan con la posibilidad de ahorrarse esta friega comprando cuadernos que ya los tienen hechos. Recuerdo en mi infancia haber perdido valiosas horas que pude haber invertido viendo a los Halcones Galácticos por estar haciendo márgenes.Se rumora que este es el medio en que los maestros suelen afirmarse como el macho alfa del salón, pues les dará la oportunidad de gritarle al menor de ocho años que no tiene por qué cuestionar la relevancia de hacer márgenes y al hacer esto someterá a todo el grupo bajo su yugo.(ii) No pierda su mochila de vista. Durante toda la primera semana el resto de la clase buscará cualquier forma de hacerle bromas. Eso puede incluir que le echen yogurt adentro de la mochila o, si de plano son un asco sus compañeros y está en la secundaria, le echarán pelos (no me pregunte de cuáles porque este es un diario familiar).(iii) Pague las cuotas. Ciertamente el artículo tercero de nuestra Carta Magna dice que la educación será gratuita, pero en lo que son peras o manzanas, ganarle un alegato al necio del director solo va a significar que reboten a su chamaquito en la puerta – como sucedía en aquellos anuncios de cierto partido político.Peor aún es intentar hacer esta jugada en un colegio de paga, digamos del Opus Dei. Todos aquellos padres que han pretendido hacer esto, solo han logrado dejar a sus hijos exhibidos pues los codiciosos del departamento de cobranza no dudarán tantito en pasar a media clase a excluir a los morosos bajo la burla del resto del grupo.(iv) Por ninguna circunstancia consuma salsas en el segundo recreo. Usted debe partir de la premisa de que el resto de sus compañeros están genéticamente más cercanos al australopithecus que a cualquier hombre moderno, lo cual significará que para el segundo recreo todos los frascos de salsa contarán mocos, pollos, tierra y demás elementos que puedan causar repulsión.Si es que acaso ese día no le dieron lunch sino que recibió dinero, tenga la previsión de comprarse alimentos sellados al vacío, sin ningún tipo de aditivo, y que hayan sido poco manipulados por el personal de la cafetería. A esto debemos apuntar que el lidiar con pubertos hacen que los cholos que suelen trabajar ahí adopten posturas infantiles respecto a los alimentos que sirven.(v) Seleccione su lunch adecuadamente. Sí, a la mejor a usted le gustan desde siempre las guasanas y los cueros del estadio – de aquellos que tienen la marca morada del rastro –, pero ello no quiere decir que sea apropiado llevarse esa clase de lunch a la primaria. Igualmente resulta imprudente el llevar tuppers con huevos cocidos. Le sugerimos en cambio limitarse a cosas clásicas como manzanas, sándwich de jamón y algún chocolate. El aroma del salón se lo agradecerá.(vi) No trate de lucir más de lo que tiene capacidad. Recuerdo en mi infancia los tenis Jordan estaban de moda – me dicen por ahí que han vuelto, suceso que lamento profundamente pues lo considero una regresión desafortunada – sin embargo costaban carísimos. Ante este escenario solo pocos niños los tenían y el resto teníamos que envidarlos.Sin embargo, otras estrellas de menor calado dentro del mundo del baloncesto tuvieron a mal sacar su línea de tenis. Entre ellas recuerdo unos de Patrick Ewing que eran tan feos como quien los promocionaba. Aquellos niños a quienes sus padres tuvieron el pésimo tino de regalarles estas basuras siguen pagando duras facturas de terapia. Nunca quedaron del todo bien. Si quiere causarle un trauma, mejor mándelo con unas botas del Perro Aguayo.En todo caso, y con el fin de ser socialmente responsable frente al tema del bullying por ser esta una columna maiceada por el SNTE, insistimos que, en caso de que usted sea un infante – o un burrazo y siga en la escuela – antes de maltratar a otros piense que quizá ese nerd el día de mañana será su patrón o su cliente.