¿Es posible ostentar el liderato de un torneo durante 71 hoyos, y perderlo en el hoyo 72? En caso de que Usted, amable lector, haya visto el torneo de clase mundial, WGC Bridgestone Invitational el domingo pasado, sabrá que SI ES POSIBLE. El norteamericano de 42 años de edad Jim Furik inició el último día con 11 golpes bajo par, llevándoles, dos golpes de ventaja al sudafricano de 29 años, Louis Oosthuizen, cuatro al norteamericano de 26 años, Keegan Bradley y cinco al también norteamericano de 45 años, Steve Stricker. Es más, cuando iban en el hoyo 5, Furik ya había hecho tres birdies en los primeros tres hoyos, y les llevaba tres golpes a Oosthuizen, seis a Bradley y siete a Stricker. Creo que todo mundo pensamos que Jim Furik ganaría fácilmente el torneo, ¿correcto? Pues que equivocados estábamos. Poco a poco, hoyo tras hoyo, Furik vio como se desvanecía su ventaja ante el embate del “chavo” Keegan Bradley, quien a pesar de su nerviosismo patético y lenguaje corporal lleno de indecisión antes de ejecutar sus tiros (lo que se ve que ya forma parte de su rutina), logró disminuir la ventaja a un solo golpe, cuando únicamente le faltaba un hoyo a la competencia. Entonces vino la “debacle” en el hoyo 18, par cuatro de 464 yardas. Furik continuaba 14 bajo par, pero ahora Bradley ya iba 13 abajo, producto de seis birdies en 17 hoyos. Desde el tee de salida del hoyo 18, se notó que Furik estaba, con razón, muy nervioso. Falló su drive, falló su segundo tiro, falló su tercero, falló su cuarto tiro, y también falló el putt que lo llevaría al desempate. Hizo un espantoso zopilote, contra un superpar de Bradley, quien ganó el prestigioso torneo. ¡Qué determinación de Bradley! Nunca se dio por vencido. Le vimos el mismo temple ganador, que cuando ganó el PGA Championship el año pasado. Todo el domingo, estuvo lleno de emociones. Steve Stricker terminó el día tirando seis golpes bajo par, pero cerrando con tres birdies en los últimos tres hoyos, con lo que acabó empatando con Furik en el segundo lugar. También vimos, como los tres integrantes del “trisome de honor”, hicieron sendos birdies en el hoyo denominado el “monster”, el famoso hoyo 16, un par cinco de 667 yardas, el cual es el hoyo mas largo (aunque de bajada), de todos los que se juegan en los torneos de la PGA Tour. Qué tiro de approach hizo Oosthuizen para embocar su birdie. Y en el hoyo 17, un par cuatro de 400 yardas, Keegan Bradley tuvo la “suerte del ganador” en dos ocasiones. La primera fue, cuando “jaló” su tiro de salida y su bola fue rebotada, por algo o alguien, hacia la derecha, quedando en el rough, lo que evitó que terminara entre los árboles. Y la segunda fue, cuando estando ahí en el rough, también “jaló” su segundo tiro, y la bola pegó de aire en la pared de una gradería, cercana al green, rebotándola también hacia la derecha, para quedar, en el rough, pero muy cerca del green, lo que le permitió a Bradley, sacar su par de approach y putt. Lo que “de plano” demostró de qué está hecho Keegan Bradley, lo vimos en el hoyo 18. Después de pegar una tres de madera preciosa de salida, dejó su bola a unas 165 yardas de la bandera. Desde ahí pegó un nueve de fierro, pero lo traicionaron los nervios y “la abrió” un poco, para “de aire” caer en la trampa de arena, a la altura de la bandera, pero quedando su bola como “huevo estrellado”, y en la pared posterior de la trampa. De ahí, hizo un supertiro, y dejó su bola en green, a unos cuatro metros del hoyo. Y “pácatelas” que emboca su putt para par, lo que puso a temblar a Furik, quien, como ya sabemos, ante tanta presión, falló su putt de poco mas de un metro, para bogey, y perdió el torneo. En la conferencia de prensa posterior, le preguntaron a Bradley sobre ese último putt que tenía, y platicó sobre los pensamientos que tuvo en esos momentos: “cuando estaba tratando de ver la caída del putt, me dije a mi mismo que era el momento exacto que estaba buscando, por lo que juega uno golf, lo que deseas en toda tu vida, y lo estoy viviendo, es un sentimiento sorprendente el estar en ese momento, y amé cada segundo de él. Nunca pensé que iba a fallarlo (el putt), es increíble, me puse atrás de la bola, casi ni tuve que leerlo, ya sabía la caída exacta, únicamente tenía que golpearla lo suficiente para que llegara al hoyo, lo sabía”. Estos comentarios describen atinadamente lo que piensan los golfistas ante un tiro crucial, la presión que sienten. Keegan supo orientar positivamente sus pensamientos para llevarse la victoria. Otros no reaccionan igual, y sus nervios les traen una desconfianza tal, que arruina su tiro. Realmente, amable lector, el final estuvo “no apto para cardiacos”. Por otra parte, este último día del torneo, vimos que Tiger Woods jugó con Matt Kuchar, quien le dio una superlección de poteo. Kuchar únicamente hizo 20 putts en los 18 hoyos. ¿Lo puede Usted creer? Pero no vaya a pensar que tiró 16 golpes bajo par, de ninguna manera, únicamente tiró 66, cuatro bajo par, producto de ocho birdies y cuatro bogeys. Tiger podía creer el haber presenciado esa forma de potear. Por enésima ocasión, los torneos de golf nos ponen al “borde del asiento”, y el resultado final nos sorprende. No cabe duda de que “nunca se sabe” lo que va a suceder. La realidad, frecuentemente, supera a la imaginación. Pasado mañana inicia el último Major del año. ¡No se lo vaya a perder! Hasta la próxima ocasión, procure mantener su bola En El Fairway.