El aumento de dos pesos al pasaje del transporte público es inaceptable por múltiples razones. El servicio es terrible, las unidades incómodas, los horarios un misterio y las rutas parecen estar trazadas por un ebrio con Parkinson. El trazado de la ruta de manera ineficiente conviene a los transportistas, ya que los usuarios se ven obligados a transbordar pagando un nuevo pasaje. Es negocio hacer las cosas mal. A pesar de ser un servicio de pésima calidad, el transporte ha recibido en Jalisco subsidios. Este año, para evitar que se hicieran olas durante el proceso electoral, el gobierno de Emilio González Márquez les regaló 80 millones de pesos. En 2009, también durante un proceso electoral, recibieron otro subsidio. No es casualidad. Hoy están tomando medidas de presión para que el pasaje aumente a ocho pesos. ¿Por qué a ocho pesos? ¿Qué estudios justifican ese número? ¿Qué dice el gobierno del Estado? ¿Por qué no hay un tabulador automático que diga, basados en las variables necesarias, cuanto va a costar el pasaje? ¿Por qué tenemos que adivinar el costo del boleto o decidirlo basados en negociaciones sustentadas en amenazas de paro? Porque, si hubiera un tabulador automático, y el aumento a la gasolina, la inflación, el salario mínimo, arrojaran el resultado de que el transporte debería costar 6.45 pesos, pues para aplicarlo se necesitaría contar con tarjetas de prepago. Los transportistas siguen resistiéndose al prepago supuestamente porque es costoso, pero, si no hay modernización en el servicio, ¿por qué el costo de éste tiene que aumentar 33 por ciento? ¿A qué hora pasa el camión por la ruta? ¿Con qué regularidad? No se sabe a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que en las horas pico los choferes pelean por el pasaje y esa práctica es ignorada por la Secretaría de Vialidad. Entre los compromisos adquiridos por los transportistas a cambio del subsidio estaba la instalación de baños en las terminales para los conductores. Eso no ha pasado. No hay suficientes unidades que garanticen el servicio a personas con capacidades diferentes, ni están limpias y presentables las unidades, ni cuentan con bote de basura, y los asientos son minúsculos. Yo creo que en esas condiciones no podemos hablar de un aumento, menos en un tema tan delicado como es el transporte, que debe ser un servicio público antes que un negocio. No pueden subir el precio del pasaje sin antes cumplir a cabalidad los compromisos adquiridos para recibir un dinero que ya se gastaron. Así de simple.