Miércoles, 15 de Enero 2025

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Los chinos también lloran

Por: Cuauhtémoc Cisneros Madrid

Los chinos también lloran

Los chinos también lloran

Hoy en día no existe en el planeta una economía más pujante y constante que la de China (7.6 % en su más baja expresión). Mientras que los países europeos se encuentran en una gran encrucijada (0.5% de crecimiento) y en los Estados Unidos no acaban de recuperarse de la caída sufrida desde hace un par de años. Ello se debe a que los chinos están posicionados como los grandes productores de cuanto artículo se nos ocurra, ya sea de índole tecnológico o de uso doméstico, y contrariamente a lo que se pensaba en lo que hace a su frialdad y comportamiento semi robotizado, durante su participación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, han dejado ver sus rasgos de sensibilidad “a flor de tierra” y nos han demostrado que también son capaces de llorar de emoción.

Es verdad que no todos los sucesos son previsibles, empero, desde aquel histórico viaje de Bill Clinton a la nación oriental —cuando aún era presidente de Estados Unidos—era más que clara la visión de que en el corto plazo los chinos habrían de ponerse a la cabeza de la economía mundial, por lo que en aquél entonces manifesté en este mismo espacio que “el tigre estaba a punto de despertar”, y hoy que es una realidad en casi todos los aspectos, incluyendo por supuesto el deportivo, en el que la felicidad y la paranoia producida por obtener una medalla olímpica rebasa cualquier otro acontecimiento mundial, ver como la disciplina y perseverancia arrojan frutos positivos en los jóvenes deportistas y como aflora también esa esencia humana que nunca debe de faltar: la sensibilidad, me hace pensar que la humanidad sí tiene remedio, que “con el tiempo y un ganchito”, podemos aspirar a tener mejores épocas de convivencia internacional.

La pasión con la que los y las deportistas chinos se preparan, va aparejada a la disciplina y sobre todo a sus cualidades personales, pero todo esto de muy poco serviría si no contaran con el apoyo de su gobierno, si en su país no existieran las políticas públicas necesarias para que quienes quieren y pueden ser mejores, reciban la oportunidad de probarse y asombrar al mundo con sus maravillosas participaciones en deportes como la gimnasia, los clavados y otros tantos más en que han demostrado un poderío inalcanzable.

Junto a los deportistas de esta gran potencia mundial, en los Juegos Olímpicos nos hemos visto asombrados por atletas de países de poquísimos recursos económicos, algunos con nombres impronunciables y difíciles de ubicar en el mapa geográfico —perdón por la ignorancia—, entre los cuales se encuentran los jamaiquinos, convertidos en los hombres más rápidos del mundo; los etíopes, que pese a la pobreza de ese gran país, continúan marcando el ritmo en las pruebas atléticas de gran fondo, así como los kenianos y los oriundos de Trinidad y Tobago, Boswana, Grenada, entre muchísimos otros, que llegaron a la olimpiada y marcaron sus nombres en los libros de los records olímpicos.

Enhorabuena.

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