Sábado, 25 de Enero 2025

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Lo usual no es normal

Por: Lourdes Bueno

Lo usual no es normal

Lo usual no es normal

Las 21 personas secuestradas en Guerrero regresaron, fueron entregadas después de una negociación de las autoridades, luego de saber que elementos de su propia Policía Estatal operaron su desaparición forzada. Increíble, la Policía haciéndole el trabajo al crimen organizado, pero lógico en un Gobierno federal desfondado en la seguridad y con una extrema debilidad de sus instituciones judiciales.

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Esta vez fueron 21 las personas las secuestradas, pero los números del delito de secuestro en México siguen subiendo. Es por ello que la organización Alto al Secuestro, reporta luego de acuciosas investigaciones que sólo en los tres años que van de este sexenio,  han sido reportados seis mil 983 plagios, es decir, seis secuestro por día. Una cifra alarmante, aunque se sabe que hay muchos más que no son reportados por falta de confianza de la población en las instituciones  del país.

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Pero en el caso de Guerrero aún no aparecen otras 15 personas, y hay varios maestros plagiados por quienes, se sabe,  han pedido rescate, sin que hasta ahora las autoridades hayan dado la cara. De los otros desaparecidos en Arcelia, Guerrero, sólo han encontrado a cuatro, tres de ellos muertos y uno que parece escapó de sus captores. Del grupo inicial uno, un  empresario de la tortilla, apareció muerto y su hijo sigue desaparecido.

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Con todo esto, hay que recordar que la organización Alto al Secuestro señaló, la semana pasada preocupada por el incremento del secuestro en el país, que este delito ha subido exponencialmente en los estados de México, Tamaulipas, Guerrero, Distrito Federal, Morelos, Veracruz, Tabasco, Michoacán, y últimamente Jalisco.
Sin embargo,  a pesar de este reporte con las cifras de este crimen, del que los diarios nacionales dieron  cuenta,  no hubo una sola autoridad, ni siquiera de la Secretaría de Gobernación, que diera explicación alguna o que, por lo menos, tratara de señalar algunos cambios de estrategia para bajar este grave delito.  Quizá porque estas autoridades están ocupadas y “agobiadas”  con el tema de la legislación de la mariguana,  y su capacidad no les da para más, ni siquiera para cuidar  la vida y la integridad de los mexicanos.

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El tema es grave porque ahora ya no se secuestra sólo a quienes tienen altos ingresos, sino a cualquier persona con un ingreso medio bajo; es decir, que la población de ingresos no cuantiosos   resulta sujeto de este latrocinio sin que las autoridades la protejan. Muy por el contrario, pareciera que es desde el interior de las instituciones de seguridad del Estado, a través de algunos miembros de los cuerpos de seguridad,  desde donde se operan tanto los secuestros como las desapariciones forzadas, dejando en indefensión total a la población.  

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Y  esta acción delictiva de la Policía, en esta ocasión del Estado de Guerrero, además, echa por tierra el argumento de que basta aplicar el mando único —y evitarse limpiar la corrupción— para que todos los males se eviten, porque en muchos sitios del país, resulta ser la Policía Estatal la coludida con el crimen organizado.

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Pero al final, que este vínculo Policía-crimen organizado sea usual no quiere decir que se deba asumir como una normalidad. Porque no es normal que la Policía y los criminales sean un mismo equipo para dañar a la población, por más que sea cotidiano. Por el contrario, desde todos los foros resulta deber ciudadano demandar que las  autoridades federales y estatales frenen el delito de secuestro a toda costa, eso sí sería lo normal.

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