Me preguntaba un joven adicto a la mota, si cambiaría mucho el consumo si legalizan la mariguana. Y en vez de responderle, le devolví la pregunta.Atento y con actitud de sorpresa, comenzó a reflexionar. Unos segundos después respondió con una pícara mirada: “Ya la compraría en la farmacia y sin broncas con la ‘tira’, aunque no sé si la banda le entraría más de lo que ya lo hace. Además, habría control de calidad y no la basura que a veces nos venden bien cara”, agregó. “Y es que la bronca, neta, está fuera de control y si no hacen algo seguiremos en manos de los explotadores de la calle”.Su manera tan práctica de plantearlo, me hizo reflexionar lo simple del tema. Al no legalizarla está fuera del control del gobierno, no se regula ni la siembra, ni el transporte ni su venta, todo fuera de lo que debe de controlar un gobierno. Ninguna instancia del Estado tiene el manejo, ni siquiera para el pago de impuestos, todo es ilegal.Lo único que atiné en decirle es que en gran parte tiene razón. Que un problema de fondo es que se cree que legalizar es permitir o dar apertura a que cualquiera haga lo que sea. Cuando más bien es ahorita que se hace todo al capricho de la gente que se ha metido en el negocio y tan sólo es visto como un delito. Ve tú a saber bajo con qué criterios agrícolas se cultiva, en dónde y cómo se fertiliza o combaten las plagas. Y así toda la cadena hasta llegar a los consumidores finales. Y todo sin que el gobierno sepa o meta la mano.El chico asintió con la cabeza y dijo que eso sí le parecía grave, cuando los gobiernos quieren controlar todos los detalles, basta revisar la de permisos que se requieren para la construcción o abrir un negocio. Y el de la mariguana, como muchos otros de drogas, se hacen sin que el Estado intervenga.También en eso estoy de acuerdo, le dije. Lo que hay que hacer es poner en orden toda la cadena y restringir a quienes sí se les permite cultivarla bajo las instancias competentes y poner todo tipo de candados para su venta y lugares de consumo, como ya sucede con el alcohol y el tabaco. Es más, si ya lo hicieron con los juegos de azar, cómo no se va a poder hacer con la droga.Por eso, coincidimos, legalizar no es permitir, sino regular y tener control.
