Sábado, 20 de Abril 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Lealtades personales

Por: Armando González Escoto

Lealtades personales

Lealtades personales

El imperio español del cual fuimos parte se mantuvo con base a un sistema escalonado de lealtades personales, una relación de benefactor a beneficiario. En principio el gran benefactor era el rey que otorgaba a sus súbditos mercedes, concesiones, privilegios, títulos y responsabilidades, a las cuales el beneficiario debía responder con una permanente lealtad a la persona del rey, gracias al cual tenía él y en ocasiones toda su ascendencia tal o cual positiva situación. Estos grandes beneficiarios tenían a su vez una corte entera de dependientes que recibían de él sus respectivos beneficios a cambio de lealtad personal.

>

En este sistema debemos observar que la lealtad es a la persona que me ayuda o privilegia, no al reino o al imperio. El reino es posesión del monarca razón por la cual éste me otorga, de su reino, una parcela para que trabajándola pueda obtener riqueza. Parcela puede ser también un conjunto de minas, un cargo público, un puesto como recolector de impuestos o alcabalas, o cualquier otro beneficio.

>

Este sistema de lealtades personales pasó del virreinato al México independiente y se mantiene sin mayores cambios, siendo precisamente una de las principales causas que afectan la vida democrática del país, prolongan sus grandes problemas e impiden los cambios radicales que se requieren para salir del atolladero. Claro que ahora las lealtades no son a un monarca, sino al presidente, al gobernador, al alcalde y por supuesto, al partido.

>

Muchos mexicanos, sobre todo en determinados estados del país, ahí donde la evolución social y política ha sido más lenta o mucho mayor el arraigo en esos usos, la gente siente que un determinado partido es el que le ha beneficiado, que todo lo que tienen se lo deben a ese partido, y que por lo tanto seguirán votando por él pase lo que pase, hagan lo que hagan, pues es un asunto precisamente de “lealtades personales”. El país no importa, lo que le ocurra a México es secundario, este “x” partido a mí me ayudó, me importa poco si se hunde la nación entera.

>

Este egoísmo histórico y convenenciero se puede vivir también a nivel de pequeños grupos o comunidades, y se vive ahora en una nueva dinámica donde las lealtades son a cárteles y grupos delincuenciales, porque ellos sí nos arreglaron la carretera, sí trajeron el alumbrado, sí nos hicieron “justicia”, o nos están dando fuentes de trabajo. Que esto tenga un costo colosal para todo el país es lo de menos, a “nosotros” nos beneficiaron y eso es lo importante. ¿Tiene lógica? Sí, la del egoísmo criminal y torpe, la de los que piensan que lo que pase en el resto de la sociedad jamás los afectará, la de los que no advierten que su beneficio personal tan agradecido supuso injusticia, corrupción, atropello a los derechos de los demás, robo de recursos públicos.

>

No puede haber otra lealtad que al bien común que incluye a todos y exige la construcción de un país con igualdad de oportunidades, seguro y equitativo; en tanto la cultura mexicana de lealtades personales se mantenga, la nación seguirá teniendo en su contra a sus mismos habitantes.

>

 

armando.gon@univa.mx

>

 

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones