Viernes, 29 de Marzo 2024
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España esconde la mano

Por: José M. Murià

España esconde la mano

España esconde la mano

Gigantesca fue la manifestación que tuvo lugar en Barcelona el pasado fin de semana. Estoica resultó también la resistencia a la enorme y generalizada cantidad de insultos que tuvieron que apechugar tanto Su Majestad Felipe como el presidente Mariano Rajoy.

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Seguramente pensaron que su presencia generaría una buena voluntad de la multitud que superó el medio millón de personas, pero les salió el tiro por la culata. Además de gritos y letreros, se vieron envueltos por miles de banderas catalanas y, más aun de aquellas que, además de las cuatro franjas rojas sobre un fondo amarillo tienen un triángulo azul con una estrella solitaria. Todos entienden que quiere decir “independencia”.

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Pero hubo una gran novedad respecto de las manifestaciones anteriores: miles de letreros denunciando la cínica retórica de Felipe y Mariano en favor de la paz cuando se ha sabido que están haciendo pingüe negocio vendiendo armas al mundo árabe, a favor y en contra del yihadismo. Dicho de otra manera: esconden la mano con la que tiraron la piedra.

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No debe perderse de vista que el atentado terrorista que sufrió Barcelona ha exacerbado el independentismo catalán.

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un sentido, la política exterior española, lambiscona de Estados Unidos, ha atraído la inquina de los rebeldes árabes, llámense terroristas o no. De ello hubo ya una muestra en la estación madrileña de Atocha y lo ocurrido en Barcelona responde a lo mismo.

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Por otro las restricciones a la policía catalana han salido también a la luz y, lo que es peor, la noticia de que la Policía Nacional, en tiempos recientes, ha advertido a células musulmanas con sede en Cataluña de que los Mossos d’Esquadra les siguen los pasos.

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Asimismo, con ánimo de sacarse las pulgas de encima y contrarrestar el creciente prestigio de dichos Mossos por su eficiencia y valentía, hicieron correr la voz de que los belgas ya les habían avisado a estos de lo que se perpetraba, cuando precisamente uno de los problemas que enardece contra España a un buen sector de la población es la prohibición que tiene la policía autonómica de relacionarse directamente con otros países y hasta las cortapisas del gobierno central para contratar más miembros.

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Por un lado España trafica con armas ¿en favor de la paz? Por otro limita y hasta traiciona a la policía autonómica para que, supuestamente, un clima de inseguridad contraiga los afanes de los catalanes de quitarse de encima, de una buena vez, la pesada loza y los grandes inconvenientes que les representa pertenecer al Estado Español.

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Al parecer la voluntad del pueblo catalán va en dirección contraria a la de un gobierno español como el actual que cada vez tiene mayor sabor a franquismo y ha dado muestras muy claras de procurar el recorte de las pocas libertades y los derechos que la propia Constitución concede.

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Su actitud actual se parece mucho a lo que sucedió con América. Querían cada vez más y un buen día lo perdieron todo. Tal vez esto vuelva a sucederles, al menos así parece desearlo casi un 70% de la población de Catalunya.

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