Lunes, 13 de Enero 2025

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La alegría de Olmedo

Por: Guillermo Dellamary

La alegría de Olmedo

La alegría de Olmedo

La sonrisa no es señal de alegría, ni la alegría se expresa sólo en la sonrisa.

Olmedo es una persona alegre, sabe vivir la vida con especial optimismo y no por ello deja de tener una visión inteligente y optimista.

El mundo está lleno de gente triste, con cara de agobiada y trote desesperado. El pesimismo es el aire que se respira, contamina mucho más que los tóxicos que emanan de la combustión de todo tipo de derivados del petróleo.

Para Olmedo la vida es un largo camino que se recorre más fácilmente cuando llevas en tu corazón un estado de ánimo alegre. Si algo tiene que defender todos los días, es el que nadie le arrebate su más preciado tesoro.

El ambiente de malas noticias y desastres, en muchos escenarios del mundo, tampoco lo alteran, el mundo es y ha sido así. No tiene porqué hacerlo cambiar de opinión. No es que sea insensible, sino que gana más manteniendo en alto su postura, que arrodillándose ante el empeño por dramatizar, malhumoradamente los acontecimientos cotidianos.

Se necesita mucha alegría, es algo que no se consigue en un almacén o en un teatro. No se trata de una experiencia de carcajadas, muchas veces falsas o motivadas por estúpidos chistes soeces. Es una actitud que se consigue ganando las pequeñas batallas, en los pequeños detalles.

Dicen que en la paz interior y en la alegría que porta una persona se puede ver su índice de profundidad espiritual. Igual su sincera y honesta capacidad de vivir la vida trasmitiendo cosas buenas y positivas, y siendo capaz de detectar y alejarse de las negativas, en cuanto asoman su más leve mancha.

La gente que se atormenta acaparando dinero o persiguiendo neuróticamente el poder no hará otra cosa que dejar a un lado el gozo de la alegría, a cambio de unas monedas y de una condición que lo compromete más a vivir en la constante ambición.

Las personas sencillas son más propensas a ser alegres, como Olmedo, que vive sin el ansia de querer hacer lo que no puede o de realizar lo que no quiere. Aspira a lo que debe y no hace de su lucha una fuente de culpa, ni la viste de una estricta moral.

Simplemente sabe lo que está bien y lo acaba por discernir con paciencia y tolerancia, sin perder su bendita alegría.

Un hombre práctico no tiene por qué arriesgar su alegría en aras de vivir bien, se tiene muy claro que el valor fundamental es el estandarte principal en todo momento.

Olmedo es inteligente, pero no intelectual; no necesariamente sonríe, pero está alegre. Vive en el presente y nunca descuida su futuro, pero no se atormenta de lo que pueda pasar y mucho menos de lo que ya pasó.

En fin, vive en paz consigo mismo.

¿Será que un empresario así pueda mostrarnos una mejor manera de vivir la vida sin tanta complicación?

¿Y usted es una persona alegre?

¿Por qué no?

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