¿Sabe qué sucede mientras el precio del huevo sigue al alza y las autoridades federales, supuestamente, trabajan en su defensa? Los seis o siete productores nacionales se pitorrean de la amenaza vertida por el secretario de Economía Bruno Ferrari al anunciar la eliminación del arancel a la exportación del producto en un máximo de dos o tres semanas y la gran mayoría de los proveedores, comerciantes y distribuidores del producto harán nuevamente de las suyas y lo venderán al precio que quieran. Si hasta parece que de manera perversa, autoridades y productores, se pusieron de acuerdo para complicar aún más la economía familiar con los inevitables gastos del regreso a clases, porque sí, el producto que más se vende en las tiendas además del pan y la leche, es el huevo que se utiliza para preparar el desayuno de millones de estudiantes que salen a las aulas cada mañana. Sumemos también que si aumenta su precio, todos los productos y servicios que lo necesitan como materia prima estarán modificando sus tarifas de tal forma que el más perjudicado es y seguirá siendo el consumidor. De nueva cuenta estamos ante un caso en el que ninguna autoridad trabaja de manera efectiva y coordinada para hacer frente a un problema que —otra vez— se les salió de las manos. De pagar por un kilo de huevo 17 pesos a principios de este mes, ahora hay lugares en donde lo venden hasta en 35 y así como se desbordó el precio, igual fueron las declaraciones de los funcionarios que denotaban falta de capacidad y organización de las mismas dependencias. El pasado lunes mientras Ferrari lo negaba casi al mismo tiempo que la secretaría de Hacienda y Crédito Público argumentaba el incremento diciendo lo contrario y apegada a la versión de la Unión Nacional de Avicultores: el alza se debe al brote de la influenza aviar y al aumento en los precios del maíz. El martes coincidieron en la amenaza del arancel y ayer mismo ambas dependencias anunciaban las mil 300 investigaciones abiertas en el país por el aumento del precio, mismas que se han transferido a la Procuraduría Federal del Consumidor y a la Comisión Federal de Competencia con la advertencia —otra amenaza— que de encontrar actos de especulación podrían denunciarse a la PGR porque es un delito que se persigue y se castiga con cárcel. Pero no conforme con el engrudo que se le hizo bolas, Ferrari fue más allá y pidió a la ciudadanía no consumir huevo mientras el precio se mantenga elevado, claro, mientras transcurren sus tres semanas de gracia para que los productores se dignen a bajar el precio. Lamentable que hasta el momento nadie tenga una versión creíble sobre este aumento poco justificado y absurdo, y peor aún, que no exista una solución rápida y eficaz a favor de los consumidores que, para aminorar el problema, nada más faltaba que les pidieran no consumir el producto de gallina. Ahí tu di, Bruno.