Pedro Kumamoto Aguilar anunció el pasado 2 de septiembre su proyecto de ser candidato al Senado en las elecciones 2018. Hubo reacciones varias: desde un profundo respiro de alivio en Palacio Municipal de Zapopan, hasta vítores en las redes sociales.Kumamoto se ha convertido en una celebridad. Es uno de los políticos independientes más conocidos del país y tiene foro internacional. En un momento de la política electoral que estrangula a los independientes (lo cierto es que la novedad ya pasó y los electores están punto menos que desencantados de esta figura), Kumamoto es una excepción.Y no es para menos: a diferencia de personajes como el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, envuelto en constantes controversias, el humilde y solitario diputado del Congreso de Jalisco consiguió nada más y nada menos que recortar dinero a los partidos políticos.En esta columna sostengo que el éxito de #SinVotoNoHayDinero fue un accidente. Primero, la reforma electoral en Jalisco estaba a punto de perderse, hasta que con una llamada telefónica (así lo afirmó él y nadie lo ha negado) el presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, destrabó el atorón y la fracción de su partido, Movimiento Ciudadano, aceptó la propuesta de Kumamoto, que a su vez habían aprobado los diputados del Revolucionario Institucional (PRI). Y se aprobó en Jalisco el recorte de recursos públicos a los partidos políticos… hasta que el Partido Verde Ecologista lo impugnó. El trámite debió resolverse en la Suprema Corte de Justicia, donde una votación dividida favoreció, no a Kumamoto, sino a la reforma.Pero la lectura es una sola: #SinVotoNoHayDinero salió adelante y el depositario del mérito es Kumamoto, que ya antes había promovido su propuesta de reforma en la Cámara de Diputados federal, de modo que este logro alcanzó carácter nacional. Después de las elecciones de 2018, ya lo verá usted, será inevitable que se reduzca el dinero público a los partidos en todo el país, un reclamo de muchos años que los mexicanos ligarán con el nombre Kumamoto.El joven independiente, calificado como ingenuo e inexperto, orillado muchas veces por los diputados “profesionales” a seguir las reglas del juego político, ha crecido en la política local no sólo por la reforma ya mencionada, sino también porque consiguió gracias a una estrategia de comunicación consistente y una actitud congruente, que lo identifiquen como “distinto”. Ahora, con clara oportunidad, buscará un lugar en el espacio nacional.El reto no es menor…Primero, demos por hecho que Kumamoto y un acompañante logran la candidatura con la correspondiente recolección de firmas. Después, en competencia con fórmulas que presenten quizá el PRI y MC —Clemente Castañeda está anotadísimo y seguramente nervioso—, tendrán que igualar o tal vez superar la votación de los últimos senadores triunfantes.En 2006, el ex gobernador Alberto Cárdenas Jiménez (PAN) ganó la senaduría con un millón 424 mil votos; seis años después, en 2012, el ganador del escaño en la Cámara Alta fue Arturo Zamora Jiménez (PRI) con un millón 410 mil votos.¿La celebridad de Kumamoto y el apoyo de Wikipolítica alcanza para 1.4 millones de votos? Estamos a meses de comprobarlo.
