Jueves, 28 de Marzo 2024

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Diario de un snob

Por: El Duque De Tlaquepaque

Y aunque parezca cosa fácil de realizar, mencionar, ordenar o seleccionar, hablar de la belleza de la mujer Tapatía, es un tema que no resultaría menos que imposible. Y, esto en apenas lo tocante a los últimos 100 años poco más o poco menos que por las celebraciones del diario EL INFORMADOR precisamente en su centenario nos hemos dado a la tarea de desarrollar un tema y desde luego engalanándolo con imágenes de ayer y hoy de las que han hecho de esta metrópoli una capital sui-generis desde que hubo de ser fundada en esta su cuarta locación. Y así hemos de recordar que el reino de Tonallan o Tonalá lo presidia una mujer... poco después a la fundación definitiva de esta Guadalajara BEATRIZ HERNÁNDEZ  se “pone los pantalones” y afirma “que el rey es mi gallo”, no ha de pasar mucho tiempo cuando —a pesar de la estrictísima prohibición — de que cualquier funcionario importante de la Nueva Galicia o la Nueva España tomaran por mujer a una criolla o nacida en la tierra aun fuera hija de españoles y todo fue uno —en decirlo— como en que un gran personaje de alta peluca y gran prosapia se enamorara de una tapatía o guadalajareña. Las cosas tomaron un matiz tal que los dos Reinos a escasos minutos estuvieron de entablar una fortísima guerra intestina —de no ser por la atinada intervención de un santo clérigo— sólo Dios sabría qué hubiese pasado. Al transcurrir el tiempo la primera virreina mexicana no es como se afirma una dama potosina de la familia de la GANDARA sino una dama tapatía, asunto del que ya en una ocasión tratamos a detalle. Las mujeres de estas tierras desde Zacatecas, buena parte de Michoacán, Agusacalientes, las limítrofes con Guanajuato, Colima y Nayarit y hasta el arranque de Sinaloa son hembras de una sola pieza. Los tiempos cambian, las modas también, pero en esencia hay asuntos y formas de ser que además de bellas exteriormente lo son también por dentro. Excepciones muchísimas pero las menos, ahora recuerdo a MARIANO AZUELA en aquella fabulosa novela “Los Precusores” donde describe a detalle como la aparición de la niña “DOLORITAS” quinceañera de la que se enamora perdidamente el celebérrimo MANUEL LOZADA o TIGRE DEL ALICA, que durante más de 15 años trajo en jaque al México del Siglo XIX... el pobre pero honrado les pareció poca cosa para la mentada DOLORITAS se la rapta como sucedía hasta no hace mucho y así comienza una historia llena de lances peligrosísimos. De no haber aparecido por aquella ranchería la mozuela, que hubiese sucedido en esta parte de la historia y de ¿Jalisco/Nayarit...? O aquella que también narra (Azuela o Salado Álvarez) en la que tres jóvenes alteñas resguardando el cascarón de una vieja hacienda donde vivían en casi completa soledad se tiran de un plumazo a punta de pistola y escopetas a una horda de facinerosos que pensaron que las podían desposeer de lo suyo. En fin, no es asunto que conozcamos a fondo, pero hemos de reconocer que “ENTRE LA NORTEÑA y LA TAPATIA, AQUELLA ES LA TUYA Y ESTA ES LA MÍA”, como decía un viejísimo refrán y se refiere obviamente a las féminas del Guadalajara y los estados próximos que la circundan. Al ser esta una página de “Sociedad” no podemos evitar hacer una pequeña semblanza histórica del porque es que las mujeres del Occidente tienen “algo especial, entre gracia, coquetería, inocencia (tal vez un poco fingida) pero que mezclado con la femineidad” da como resultado el que sin ir más lejos como lo hemos mencionado ya mil veces GLORIA RUBIO ALATORRE más conocida como GLORIA GUINNESS haya sido la “Mujer más elegante del Mundo”, entre los 1950’s y los 1980 en que falleció... O que un par de las modelos que figuran en las pasarelas de Milán o Paris sean Tapatías, de tal forma que no es casual que la belleza física como la anímica y el encanto sean cuestiones de matemáticas. Cada región, su aire, su cielo, su clima importa muchísimo más de lo que hoy nos atrevemos a imaginar en los tiempos cibernéticos que corren... así que no queremos alargar esta perorata pero si iremos dando a la estampa fotos más fotos menos y explicaciones someras de las mujeres más bellas que nos ha dejado los últimos 100 años. Si en Cd. de México se agrupó la gran riqueza... el talento, la gracia y la belleza física son absolutamente patrimonio de Occidente.

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Inolvidable. Aún buena parte de las generaciones —si no nuevas— al menos de la época de los papás o de los abuelos de un joven adulto de hoy sabe o llegó a saber quién fue la inigualable Luz Brizuela y Ornelas, acaudaladísima y elegante como no se encuentran ya en buena parte del ancho Mundo. Su casa —Palacio aun milagrosamente en pie hace esquina con la Av. Juárez y Donato Guerra enfrente del “Cine Variedades”. Señorial casona que se salvó de la piqueta al abrir la Antigua calle del Carmen y que permanece (casi) intacta aunque obviamente transformada en ordinarios locales comerciales. Esta dama —que no tomó estado— sí que llegó a dominar la de por si dominante y a veces soberbia Alta Sociedad Tapatía... creemos que ninguna como ella por muchos años llevó un estilo de vida elegantísimo y sofisticado —pero a la vez sencillo— como lo eran las gentes de antes. Aquí muy joven la vemos postrada ante un  sofá de los llamados Imperio Mexicano.

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Belleza. Ahora toca el turno a la belleza de la mujer y aquí comenzamos esta serie con la preciosa Sofía Verea Corcuera... fotografiada aquí a los 15 años con un aplomo y categoría fuera de serie y cuyas dos hermanas fueron igual de bellas. Sofía casó con Ignacio Bernal y García-Pimentel, importantísimo erudito y arqueólogo. Elena (a la que más tratamos) casó con el Conde de Teba y Baños en Madrid y Martha con Francisco Pérez de Salazar y  Solana. Hijas que fueron de Don Carlos T. Verea y Vallarta y Doña Concha Corcuera y Palomar de Verea y cuya casa-palacio magnífica por cierto, aún subsiste en las Av. Vallarta y Bruselas.

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Recuerdo. En el viejo México de los años 30’s y 40’s existió un Country Club, no sabemos si más antiguo el nuestro que aquel, pero a manera de diferenciarlo le comenzaron a llamar el “Campestre de Churubusco”, ciertamente que llego a tener unas instalaciones preciosas e inclusive un lago en derredor de las terrazas. Año con año un personaje norteamericano que trabajaba para el mencionado Club de Golf discurrió organizar un baile de caridad a la manera de los de la Costa Este de los USA y así se implementó el que fuera famosísimo BAILE DE BLANCO y NEGRO que llegó a tener tal resonancia que literalmente todos los países de este Continente así como los clubes sociales y deportivos de las Ciudades del interior —que no provincia— enviaban a sus más bellas embajadoras. Este debió haber comenzado hacia 1927 con Marjorie Peacock como la primera reina pero ya en 1939 el cetro y corona lo ciñó Maru Moreno Almada (después Sra. de Barrenechea) bellísima y en 1942 Elena Orozco arrasó con su belleza lánguida y romántica como la vemos aquí la antecedió Patricia Powers y en 1943 Elena (que casaría con Mario Collignon y de la Peña) le entrega la corona a la que sería la estrella internacional Miroslava Sternova.

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Bella. Y de la lista o serie de mujeres guapas, bellas y distinguidas que a 100 años ha dado esta Guadalajara y que apenas comenzamos hoy no podía estar completa sin la presencia de Doña Paz Gortázar del Llano  y Gutiérrez Rioseco de antigua y noble estirpe que data de los tiempos del “rey mi señor”, emparentada con antiquísimos linajes como los Fernández de Hijar, los Orendain, los Capetillo, los Villaseñor o los Bracamonte a la postre descendiente como tantas otras familias de los condes de Miravalle. A mediar los años 30’s del S.XX conoce a un brillante y notable abogado alteño Don Jesús González Gallo con quien llegara a casarse y formar una gran pareja que al llegar a ocupar puestos de gran significación en la Presidencia del Gral. Manuel Ávila Camacho y posteriormente como Gobernador de Jalisco, es doña Paz, con su clase, su estilo de vida y sus rancias costumbres y con la inteligencia del Lic. González Gallo que hacia los 1950 Guadalajara recicla y engalana nuevamente la alta sociedad tapatía tanto en lo social como en lo cultural.

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Notable. La familia Verea Corcuera, como tantas otras más notables del llamado tiempo de “entreguerras” pasaban largas temporadas entre Londres, Paris y Biarritz, impecablemente situados en una ALTA SOCIEDAD o CAFÉ SOCIETY que ya solo existe en las películas de época. Y que las rentas de sus haciendas aún les permitía llevar ese tren de vida a fin de que los hijos estudiaran en buenos Colegios y aprendieran idiomas de manera elegante y natural. Así se formalizaron muy buenos matrimonios o señoras de la talla de Doña Concha Corcuera y Palomar de Verea llegaron a llamar la atención del “Beau Monde” Parisino o de la Corte de St. James en Londres. Al punto que el gran retratista de la época Lazlo la hace retratar estupendamente en 1925 en su estudio en París. Una pieza de Museo, y que por años vimos en casa de los Verea en Cd. de México.

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Gran Amiga. Y amiga inseparable de Paz Cuesta lo era la también bellísima Mimia Fernández del Valle dueña de una gran personalidad y una expresiva y exótica mirada como para turbar a un monje. Años después casó en Cd. de México con Eduardo Solorzano y Dávalos con quien procreará un hijo. Terminó sus días viviendo en lo que se llamaba pretenciosamente la “capital del país” pero dividiendo sus estadías entre Guadalajara y la bellísima Hacienda en los límites de Jalisco, Guanajuato y Michoacán, donde se consumó como estupenda amazona.

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Presente. Imposible dejar de mencionar a una de las más bellas... en la tierra de las mujeres bellas como lo fue Paz Cuesta Moreno dueña de una categoría inenarrable y de un “savoir faire” que ya quisieran para sí algunas esposas de actuales monarcas europeos. Así eran las Tapatías que lo mismo se les veía en las soireés del Casino Jalisciense o del Circulo Francés que caminando de comprar todas las tardes por las tiendas de nuestro añorado y antiguo centro y sus vetustos portales que inclusive establecieron el verbo “portalear”, que no era otra cosa que dar la vuelta al centro y ver circular a las esplendidas hijas de Guadalajara, las que en todas sus versiones, de ricas, clase media y baja no dejaban de caminar y lucir su gracia con cualquier pretexto en ese especie de enorme aparador/recibidor que por siglos tuvimos como Centro.

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Porfiriato. Por 1901 Don Porfirio Diaz (o alguien de su camarilla) instauran una especie de “Juegos Florales” no estamos seguros si para que los poetas hicieran gala de sus “musas” o como mero capricho de evento de gran sociedad que para celebrar la Epopeya de la Covadonga por la Colonia Hispana. El caso es que la primera Reina de dichos Juegos —obvio— lo fue Amadita Díaz, la muy amada hija del Gral. Díaz y que casara con Nacho de la Torre y Mier, famoso a su vez por muy rico y por otras cosas más. Que aquí no hemos de repetir otro año la reina lo fue María Teresa Limantour. Pero dicen las reseñas de la época que ninguno de estos “Juegos Florales” tuvo el impacto y el brillo tanto social como literario como el que se celebró en 1913 cuando ya ocupaba el poder Adolfo de la Huerta, pero que aún no se dejaba sentir la Revolución maderista como tal. La reina lo fue otra tapatía de gran alcurnia y vasto linaje. Luz Vizcarra y García —Teruel aquin vemos aquí y cuya “corte de amor” estuvo representada por las chicas de la mejor sociedad en deslumbrante ceremonia en el viejo “Teatro Principal”. Justo en la misma época y en el mismo escenario se estrenaba la “revista “Las Musas del Pais” con la canción que de allí se extrajo “Ojos Tapatíos” y poco antes una más “Chin-Chun-Chan” sin duda las dos piezas del género chico que más representaciones llegaron a tener en los grandes años del teatro de revista ambas de autores mexicano. Luz se convertiría años después en la Marquesa de Panuco.

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Fotos: cortesía de F. Partida

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