La petición de la directiva del club Atlas al Gobierno del Estado para que le conceda un subsidio de 12 millones de pesos a cambio de un programa de actividades sociales, ha propiciado de nuevo el debate sobre la conveniencia o no de que el Gobierno respalde empresas o actividades privadas. Si bien el Atlas es uno de los equipos de futbol profesional con más seguidores de la ciudad y no pocos en el país, sus finanzas están quebradas. Así lo ha admitido el actual presidente del club, Eugenio Ruiz Orozco, atlista de corazón, pero sobre todo uno de los políticos más experimentados de Jalisco. Metido como está en esta crisis, a Ruiz Orozco se le ocurrió que el club podría salir del hoyo con una apoyo del Gobierno de Jalisco, que encabeza el también priista Aristóteles Sandoval Díaz. De manera hábil, Ruiz Orozco planteó el apoyo al Gobierno del Estado no como un subsidio a fondo perdido, como muchos que se entregaron en el sexenio pasado del panista Emilio González Márquez, sino como una alianza entre una “institución intermedia” que presta servicios a la ciudad y el Gobierno de Jalisco. De ese modo se podría crear una “sinergia” en la que a cambio del apoyo económico de 12 millones de pesos el Atlas realizaría un abanico de actividades sociales que irían desde fortalecer valores familiares, combatir prácticas como el bullyng, actos culturales y recreativos y reforestación de bosques. Queriendo o no, Ruiz Orozco metió a la clase política al debate de si es necesario y se justifica el respaldo del Gobierno a una institución deportiva de carácter privado; el Atlas es una asociación civil que cuenta con 124 asociados. Por lo pronto, ya obligó al Gobierno del Estado a admitir que estudia esta propuesta en un comunicado el pasado 15 de julio. No obstante, el secretario de Gobierno, Arturo Zamora, anticipó el pasado martes, que es inadecuado la entrega de recursos públicos para estos fines. Todo indica que el Gobierno estatal rechazará el apoyo al Atlas. La postura del Gobierno no se explica, parece ser, porque se considere inadecuado apoyar iniciativas de empresarios locales o nacionales, como lo demuestran los subsidios al palacio de la comunicación, u otros subsidios que el gobierno viene entregando desde hace varios años. La razón de fondo en esta negativa es que la sociedad no ve con buenos ojos que los gobiernos regalen el dinero del pueblo para actividades privadas. Por ejemplo, una madre de un atleta llamó a Radio Metrópoli para decir que no le parecía justo que se apoyara al Atlas cuando no se apoya a los deportista de alto rendimiento en Jalisco. Otras voces sugieren que ese dinero mejor se destine a otras necesidades sociales Parece ser que la política del anterior gobernador, Emilio González, de entrega de subsidios indiscriminados a distintos proyectos privados (como el malogrado subsidio para la construcción del Santuario de los Mártires), dejó un mal recuerdo y un mal sabor de boca entre la sociedad jalisciense. Ya no quieren que se despilfarren los recursos públicos.