Ideas | Contrastes a los cien días Por: Enrique Toussaint 18 de enero de 2016 - 00:37 hs Contrastes a los cien días El pasado ocho de enero, Enrique Alfaro cumplió cien días al frente de Guadalajara. Un periodo marcado por tantos acontecimientos, que parece mentira que el alcalde de Movimiento Ciudadano (MC) lleve tan sólo un centenar de jornadas. El reordenamiento de los ambulantes, los operativos en barrios problemáticos de la ciudad, la polémica por el nombramiento de Salvador Caro y el repunte de homicidios en puntos icónicos de la ciudad; el programa banquetas libres, la gratuidad de Los Colomos y el incremento del costo del estacionamiento. La estrategia de retiro de espectaculares del municipio, las denuncias contra altos cargos de la administración anterior y hasta las controversias desatadas en la discusión del presupuesto. Todo esto ha pasado en cien días. Sin embargo, ¿Estos cien días marcan el camino de un proyecto de cambio en el municipio? ¿Se están moviendo muchas cosas, pero se están moviendo en la dirección correcta? Es aquí donde entre el debate. Enrique Alfaro ha avanzado, desde mi punto de vista, acertadamente en tres sentidos y no se ve proyecto aún en otras tres áreas que son fundamentales para el municipio. El proyecto de Enrique Alfaro parece claro en materia de recuperación del “orden” del municipio, tanto en la rama administrativa como en la organización territorial. Queda de manifiesto la intención del alcalde de enfrentar a muchos de los poderes fácticos que se adueñan del municipio, ya sean empresarios de espectaculares o vendedores de medicinas robadas en El Santuario. En segundo lugar, es parte de su proyecto la recuperación de los espacios públicos. Lo vemos en acciones de Gobierno como el reacomodo de los ambulantes en el Centro Histórico o las sanciones a aquellos que bloquean las banquetas. El espacio público en Guadalajara se encuentra cooptado por valet parkings, puestos de vendimia, anuncios o intereses inmobiliarios que se fueron quedando con propiedades que son de todos. Y, en tercer lugar, Alfaro ha hecho de la aplicación irrestricta de la ley, una de sus líneas estratégicas de Gobierno. De poco en poco, el Ayuntamiento fue perdiendo peso tanto en las decisiones sobre la administración del territorio como en la planeación de la ciudad. Ambulantes, El Santuario, los espectaculares, todo lleva por objeto la recuperación de la potestad gubernamental de aplicar la ley y regular los intereses que se posan sobre el territorio municipal. Por el otro lado, el Gobierno de Alfaro no ha podido dar resultados todavía en otros tres ejes que tendrían que ser parte medular de su mandato. Primero, el cambio en el modelo de seguridad. Con sus matices, pero Alfaro ha respondido a los problemas de inseguridad casi con la misma receta que sus antecesores, ofreciendo más patrullaje, contratación de policías y poco más. El viraje prometido hacia la prevención y la reconstitución del tejido social, es hoy solamente parte de su ideario de campaña. En segundo sitio, no vemos un proyecto distributivo, ni tampoco la apuesta por un municipio más justo. Desde el periodo de transición, las decisiones de Alfaro, como por ejemplo la de congelar el predial, no respondían a la idea de una ciudad más justa. En lugar de pensar en el predial como un impuesto con un altísimo potencial distributivo, el alcalde decidió anunciar su congelación y, por lo tanto, la continuidad de las asimetrías implícitas. Es cierto que en el presupuesto hay algunos guiños hacia una ciudad más equitativa con importantes asignaciones en áreas como desarrollo social o becas, pero siguen siendo una aspirina en una ciudad en donde la diferencia económica entre un barrio y otro puede ser de hasta 25 a uno. Y, en tercer sitio, es todavía insuficiente la apuesta por un municipio más transparente y con las herramientas necesarias para castigar la corrupción. El alcalde no cumplió con su promesa de nombrar a un contralor con la autonomía necesaria como para mandar un mensaje de compromiso en el combate a la corrupción. La promesa fue que dicho perfil sería propuesto por un Consejo que reuniría a universidades, iniciativa privada y organizaciones sociales. Tampoco sabemos por qué el Ayuntamiento decidió dar “por buena” la licitación de luminarias hecha por Ramiro Hernández y que en su momento fue criticada por MC. Y tampoco hemos visto que el alcalde revoque la concesión de “Metro Meters”, la empresa a la que están concesionada la operación de los estacionómetros en Guadalajara y que fue duramente criticada por MC en el trienio anterior. Han sido cien días de vértigo en el Ayuntamiento de Guadalajara. Como en todo, si abrimos el baúl de este centenar de jornadas nos encontraremos con elementos positivos que marcan un cambio real en el Ayuntamiento y otros problemas que no han sido atendidos. Sólo han pasado cien días, pero al día de hoy podemos saber cuáles son las prioridades de la administración de Guadalajara y qué otros tópicos, en cambio, han pasado a una innegable segunda posición en la agenda. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones