Las elecciones efectuadas en Colima el domingo pasado contienen elementos que merecen ser comentados: considerando la elección emitida en favor de los partidos políticos el que mayor votación mereció fue el PAN, con 111 mil 557 sufragios, seguido del PRI, con 93 mil 755. Sin embargo, el candidato triunfador fue el del PRI por la coalición electoral que representaba, que sumó un total de 121 mil 551 votos, revirtiendo con ello no sólo la diferencia de 17 mil 802 que el PAN le sacó al PRI, sino que superando con nueve mil 994 sufragios al candidato del PAN postulado en solitario por ese partido. Lo anterior habla de la importancia decisiva que las coaliciones electorales —que más bien son candidaturas comunes— tienen para conseguir la victoria en unas elecciones. Es de entenderse que los efectos de las coaliciones no necesariamente tienen que ser los mismos en todos los lugares en que se produzcan, ya que en ocasiones puede resultar más provechoso para una candidatura dividir el voto que sumarlo.Otro dato interesante en el caso Colima es que los 503 votos que el candidato del PRI le había sacado al del PAN en la elección anulada de 2015, ahora se convirtieron en casi 10 mil y que el PAN disminuyó su votación en siete mil 377 votos. Esto muestra dos cosas: una, que es más fácil que un mal candidato haga perder a un partido a que un partido haga perder a un buen candidato; y dos, como con esta serían tres las elecciones para gobernador que han sido anuladas y en las que en la extraordinaria ha vuelto a ganar el mismo candidato que resultó triunfador en la elección extraordinaria, se debería acotar en la ley la facultad del Tribunal Electoral para anular elecciones, remitiendo las causales a hechos empíricos comprobados, y no a dichos o declaraciones de políticos con intereses en las elecciones.Por otro lado, el 1-0 que va de score para las elecciones de este año, no debe motivar al PRI a cantar victorias anticipadas. De las 12 restantes elecciones para gobernador que habrá el presente año, no necesariamente el marcador puede ser 9-3 a favor del tricolor, como lo supone el presidente del PRI. En tres de ellas (Puebla, Oaxaca y Sinaloa) el PAN y el PRI ya realizaron hace seis años coalición electoral y ganaron, por lo que buscarán ahora repetirla ahí y ampliarla a cinco estados más: Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas (donde en los cuatro primeros no ha habido alternancia) para llegar así a ocho estados en los que irían unidos.No obstante, vale la pena considerar que el partido que más se ha beneficiado de las coaliciones es el PRI (como lo demuestra el caso Colima), ya que si bien en las 42 elecciones para gobernador habidas entre 2009 y 2016 en 37 ganó una coalición, el PRI resultó triunfador en 28 de ellas; y 27 de esas las ganó en coalición. Pero también lo es que en ese periodo cuando el PRI perdió una elección fue frente a una coalición. He ahí su importancia.Efectuadas las elecciones del presente año quedará prácticamente listo el piso político con el que se entrará a la elección de 2018, en las que seguramente habrá coaliciones electorales y más de un candidato independiente. Hagan sus apuestas.