Más allá de todo lo que ha exhibido la fuga de “El Chapo Guzmán”, existen dos efectos políticos de los que poco o nada se ha hablado: 1.- mostrar las irracionalidades de la operación de la administración pública federal; y 2.- haber alterado la sucesión presidencial. Del primero deberán tomarse los correctivos necesarios, al menos para que lo ocurrido no vuelva a suceder; y de lo segundo, los tiempos, personajes, ritos y formas previstos antes del sábado 11 de julio serán cosa del pasado.1.-La coincidencia del momento de la fuga con el inicio de la fastuosa gira presidencial por Francia no puede considerarse como mera casualidad, sino como producto de una decisión que en los últimos días tomó el grupo delincuencial para capitalizar a su favor el acontecimiento. El que pudiera haber sido graciosa coincidencia, hablaría de que hasta la suerte la trae a su favor “El Chapo” (aunque en esto el factor suerte no es un insumo a considerar), pero igualmente exhibiría la irresponsabilidad y falta de profesionalismo de toda la estructura burocrática, administrativa y de seguridad que decide cuándo, cómo y con quién se mueve el Presidente de la República.¿Pero en qué cabeza cabe decidir que en el mismo avión viajen el Presidente de la República y su suplente automático, que es el secretario de Gobernación? Pero no sólo eso, llevarse además prácticamente a todo el gabinete de Seguridad. Afortunadamente no ocurrió ningún accidente con la aeronave, pero sí la paralización de por al menos cinco horas de todos los cuerpos de seguridad, pues sus principales responsables andaban de viaje con el Presidente. Así, mientras el Presidente traspasaba montañas para llegar a su escala en Canadá (donde se enteró de lo ocurrido cerca de la media noche) “El Chapo”, capitalizaba a su favor esas valiosísimas horas de inacción. Así, el de Badiraguato, dio cátedra de logística y estrategia a todo el equipo de la Presidencia.2.- Con respecto a la sucesión presidencial las cosas vienen a demostrar que el diseño constitucional y competencial impiden, o hacen muy difícil, que el secretario de Gobernación pueda ser una carta fuerte del Presidente para la candidatura presidencial de su partido. Dos hechos lo demuestran:1.- En las dos ocasiones en que ha sido intervenido quirúrgicamente el Presidente de México, debieron correrse los trámites respectivos para que —al menos por algunas horas— el secretario de Gobernación asumiera el cargo. Si no se hizo fue para no dañar sus aspiraciones presidenciales, pues de acuerdo a nuestra Constitución quien asuma la Presidencia, al menos por unos minutos, “en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”. El país no puede estar tolerando vacíos de poder por no perjudicar el futuro político del secretario de Gobernación.2.- El hecho de que el secretario de Gobernación sea un súper secretario, encargado además hasta de las cárceles, lo hace ser muy fuerte, pero al mismo tiempo vulnerable. Si el Presidente no ha querido dañarlo con una solicitud de licencia, “El Chapo” se ha encargado de sacarlo o de reducirlo a actor decorativo en el juego de la sucesión presidencial al interior del PRI. ¿Cómo aspirar a la candidatura si sobre sus espaldas carga con esa fuga? Ahora el problema es con quién suplir a Osorio Chong.Como se ve, “El Chapo” provocó una carambola política de dos bandas.