El pasado 5 de agosto se celebró el 50 aniversario de la muerte de Marilyn Monroe, uno de los inolvidables íconos del cine, y como ella dijera en la película Los caballeros las prefieren rubias: “Un brillante nunca es demasiado grande”. Los avances tecnológicos en joyería y los nuevos métodos de talla de piedras preciosas, han propiciado que el comercio de las joyas haya aumentado espectacularmente. Actualmente, cualquier estatus social puede tener acceso a una joya. La joyería ADANRO, situada en el World Trade Center, Centro Joyero (primer piso, local 1-F, 36-69-08-20), un edificio hermoso que luce en el exterior una escultura de Juan Soriano, es como un bazar de Estambul, por la variedad de joyas con las más hermosas piedras, como esmeraldas, zafiros, rubíes, brillantes, y obras de verdadero arte por su tallado en labrados en plata, pulseras, broches, medallas, collares de perlas, turquesas, corales, cientos de diferentes aretes, anillos. Se encuentra todo, para todos los gustos y precios. Adriana Ángel empieza vendiendo desde los 18 años por su hermana Ticha (joyera gracias a su marido), a quien le profesa un entrañable amor fraterno, y me dice: “Me inicié vendiendo medallitas de plata que vendía en el colegio, todas empezamos con cosas económicas. Mi mejor clientela son las mujeres y al mismo tiempo se vuelven mis amigas, las entiendo perfecto y me encanta complacer sus gustos, son las mejores consumidoras en el mundo, porque se pintan, visten de moda, compran la bolsa, zapatos, y yo vendo un accesorio que la hace lucir. “Me encanta mi negocio, está dirigido a un nivel alto-medio, porque yo vendo cosas de calidad. Existen mercados para todo tipo, pero sí compro la esmeralda, compro la mejor. Voy a Italia a las ferias joyeras, con mis miniaturistas originales que me pintan las medallas de oro policromadas. También las imito con mano y estilo mexicano, europeo, asiático, teniendo otro precio, pero la misma calidad. Tengo joyería de diversos países y lo primero que pregunto es cuánto quieren gastar, que calidad necesitan. “Hago diseños exclusivos míos. Tengo un calabazo de perla muy fino para un sector pudiente, y otro medio fino. Tengo modelos hermosos montados en plata y el costo es menor. Empecé a venderles a las señoras de la sociedad con recursos, y tuve que salir a comprar mercancía a Italia, Hong Kong, India, Tailandia, Colombia, Perú. Me tengo que ir conduciendo por la moda, las economías van cambiando y las modas con ella, tengo de todos tipos, perla de Mallorca, de Japón, y joyería para todos los bolsillos. Pueden ir sin compromiso pregunten por Adriana Ángel y yo las atiendo. “He aprendido por la experiencia, sé cómo se suelda, al ver una pieza sé de dónde es originaria, y puedo hacerla con materiales no costosos. Vendo relojes y tengo una persona que me está engarzando constantemente para reparar piezas en el instante. En esta crisis que estamos viviendo otra opción que tengo para las señoras, es que me lleven todo su oro y plata viejos, y que empiecen un negocio dándoles a cambio mercancía para que puedan vender haciendo. También modifico sus joyas, modernizándolas. Manejo piedras semipreciosas con montaduras modernísimas y espectaculares. “He aprendido andando por todo el mundo, el diseñar alhajas con piedras como turquesas, cuarzos, aguamarina, el ópalo mexicano es muy codiciado en Japón, y hago diseños italianos hermosísimos con esta piedra, y es otro precio. Existe variedad de precios en las piedras según su calidad. Comprar joyas es invertir. El oro sube de valor, ya lo usaste, y al venderlo recibirás más que cuando lo compraste. El oro vale más que el dólar o el yen, no se devalúa. Usar ámbar de Chiapas, ópalos de Magdalena, plata de Taxco y su filigrana. México tiene una hermosa joyería”. La carta de presentación de un hombre es su mujer… cómprele brillantes. La misma Marilyn Monroe dijo: “Un beso es maravilloso… un brillante es eterno”.
