Por Iván González Vega“80 días por suceder” es la más reciente obra de los tapatíos A la Deriva Teatro y está en temporada todo septiembre. Es un juguete cómico inspirado en “La vuelta al mundo en 80 días”, el alegre cuento de Jules Verne sobre el periplo de Phileas Fogg y su criado Passepartout y sobre cuán anchos se revelan el mundo y nuestras mentes cuando aceptamos que no los conocemos. A la Deriva aprovecha aquel argumento para montar postales de viaje, pero sobre la historia del siglo XX: el rescate de la india Aouda es un pretexto para hablar de los derechos de las mujeres, el paso por San Francisco permite celebrar los derechos de la diversidad sexual y un mundo sin odio, hacer escala en Japón obliga a recordar a las víctimas de la bomba atómica, y así por el estilo.A la Deriva entrega con “80 días por suceder” una obra que honra su prestigio: un eficiente espectáculo basado en muy variados recursos teatrales, ideal para adolescentes pero, en realidad, muy atractivo para cualquier espectador. No hay riesgo para el bostezo, hay una que otra idea destacada y, en general, un grupo de intérpretes por arriba de lo decoroso. Ante la abundancia de pedantería o de ramplonería (y sus mezclas múltiples) en nuestro teatro tapatío, este trabajo es más que refrescante.Ocurre que A la Deriva es una de las pocas compañías locales que han acostumbrado al público a un estándar de calidad (que ojalá progrese al amparo de la beca México a Escena, que detenta entre 2017 y 2018). Tiene objetivos y a ellos sujeta sus proyectos: al atender con rigor y respeto a jóvenes, niños y bebés, el grupo ha obligado a discusiones que el teatro de Jalisco no había tenido en años. Y sin detenerse: “80 días…” convivirá este mismo mes con una breve reposición de “Todas las Julias del mundo” (Foro Periplo, viernes 15 y 22 de septiembre) y precederá al regreso en octubre de su imprescindible “Romeo y Julieta para niños”.“80 días…” demuestra la maestría del grupo de Fausto Ramírez y Susana Romo en concebir al teatro como un lenguaje en donde, por supuesto, todo está por suceder. Que eso conste. Pero esta obra en particular también evidencia uno de los retos mayores del grupo, que comparte con todo el teatro de Jalisco: llegar a proponer ideas tan relevantes o tan profundas como su riqueza escénica, pues, al menos en este caso, se queda en la mera exposición.Casi ninguna dramaturgia tapatía apuesta por la reflexión; se conforma con la militancia y, en muchos casos, tiende al panfleto. Libre de tales taras, la “80 días…” del director y autor Fausto Ramírez ya tenía potencial tan sólo por su singular lectura de Verne. Sin embargo, parece instalarse en la pura celebración de la idea romántica del viaje, según la cual, gracias a haber recorrido el mundo, Phileas Fogg se ha vuelto sabio y ha descubierto que hay injusticia.Nadie va a reprocharle a este Fogg del siglo XXI su derecho a indignarse o a regañar burócratas, pero se extrañan el espíritu deportivo y el incisivo sentido del humor de la novela: Verne sabía que el que viaja por viajar es nomás un turista y que no volverá a casa más sabio, sino cargado de selfis; por algo el último capítulo en el cuento se llama “En donde se prueba que Phileas Fogg no ganó nada con su vuelta al mundo, sino la felicidad”.Estudio Diana, sábados 19:00 horas, domingos 18:00 horas.Textos sobre el teatro y el público: agoragdl.com.mx.
