Guadalajara y Atlas tienen, sin embargo, un punto a su favor: el tiempo... Sus devotos, en lo que va de la campaña, han tenido más desencantos que alegrías: los rayados apenas consiguieron su primera victoria en un partido oficial, con John van’t Schip como técnico, el sábado pasado en San Luis; es decir, apenas en la quinta fecha del Torneo de Apertura... y a costillas de un equipo que dista mucho de ser de los que quitan el hipo. Los Rojinegros no cantan mucho mejor las rancheras: sólo ganaron —más por azar que por lógica, según algunos testigos del episodio— en la segunda fecha, como visitantes de un Pachuca en plena formación. * En apoyo de los técnicos que personifican, de alguna manera, la actual etapa histórica de los dos cuadros tapatíos por antonomasia, hay más palabras que argumentos futbolísticos: detrás de Van’t Schip, las baladronadas —de merolicos de plazuela, más que de directivos de equipos de futbol— de los dueños del juguete, anticipando que el equipo tendrá, a la hora de los mameyes, el protagonismo que los aficionados —y ellos mismos, por supuesto— piden a gritos; detrás de Juan Carlos Chávez, al margen de las dudas acerca del apoyo de ese monstruo de mil cabezas que es el Consejo de Directores (o como se llame) del club, las desafortunadas declaraciones del propio timonel rojinegro, en el sentido de que, en el ancho mundo del futbol, salvo el Barcelona y el Real Madrid, “todos —incluido el Atlas, obviamente— son japoneses”. * El tiempo, como ya se dijo, juega, aún, a favor de ambos. Ni una golondrina hace verano, ni un campeonato —lo mismo en la Liga MX que en la de campeones de la Concacaf— se resuelve en las primeras escaramuzas, sino en las últimas. El Guadalajara tiene en puerta dos partidos en casa (el domingo ante Monterrey y una semana después ante Puebla), con perspectivas a todas luces contrastantes; el Atlas, en tanto, confronta sendas salidas (visitas al Atlante y al Monterrey), en las que parecería demasiado audaz querer arrendarle las ganancias. Es probable que sea después de ese ciclo cuando haya indicios más claros acerca de si uno y otro están llamados a ser protagonistas del campeonato... o si están condenados —como ha sucedido de un tiempo a esta parte— al desairado rol de extras.,
