“Miguel Sabah se retira del futbol”...Es noticia. No porque se trate de Sabah. Sí porque rara vez se da el caso de que un futbolista en activo anuncie formalmente su retiro de las canchas.*Uno de los casos más característicos fue el de Antonio Carbajal. Tras cumplir el ciclo de las Cinco Copas con las que pasó a la leyenda (jugó el último partido de la primera ronda del Mundial del ’66, en Inglaterra, en el 0-0 ante Uruguay, de trámite..., pero hizo historia porque fue el primer partido de Copa del Mundo en que México no admitió gol), Toño llevó lo del retiro hasta las últimas consecuencias.—Decidí no volver a jugar —decía la “Tota”—, porque no quise que cualquier llanero anduviera por ahí diciendo que le había metido goles a Carbajal...* Sabah, con 35 años de edad y 14 de carrera, fue, por donde se le mire, un futbolista honesto. En todos los equipos en que militó —Guadalajara (dos veces), Cruz Azul, Morelia y León—, sin llegar a ser campeón de goleo, fue un goleador contumaz, eficiente, bastante rentable. En las selecciones nacionales a las que fue convocado, tuvo actuaciones ocasionales. Se mantuvo, sin embargo, en su tónica acostumbrada. Cumplió, pues.*El anuncio de su retiro es la consecuencia de la poca actividad que tuvo con el León en el más reciente Torneo de Apertura, y de que el nivel de sus percepciones salariales lo volvió inaccesible para equipos que eventualmente podrían interesarse en sus servicios.Miguel pudo haber hecho lo que hacen tantos: bajar sus pretensiones económicas para acomodarse en algún equipo modesto... o para recoger sus últimos pesos como profesional del deporte en algún cuadro de la Liga de Ascenso.*Cuestión de dignidad, pues. Pero no sólo: también de previsión; de inteligencia para entender que la carrera del futbolista suele terminarse cuando aún se es joven, y de capacidad para administrar los buenos ingresos que de ordinario se tienen cuando se cumple una carrera exitosa —como la de Miguel, cabalmente—... y para tomar la decisión de dar el paso de costado y dedicarse a otro oficio, vinculado o no con el futbol, antes de dar lástimas, arrastrando los harapos, sin tener una respuesta digna para una pregunta que seguramente se vuelve repetitiva:— ¿Por qué no te retiras...?
