Con los recursos tecnológicos de que actualmente se dispone, cualquiera diría que implantar el recurso del videoarbitraje (VAR, por sus siglas en inglés) en los partidos de la Liga MX sería cuestión de “enchílame otra”.*En los detalles más polémicos que se suscitaron en los partidos del pasado fin de semana —quinta jornada del certamen—, en dos había los elementos idóneos para que los silbantes hubieran revisado los lances en que tomaron decisiones trascendentales para el resultado.En el ahora llamado Estadio Azul —antes “olímpico de la Ciudad de los Deportes”— de la capital del país, el canal de televisión que transmite los partidos del Cruz Azul como local disponía de las tomas suficientes para constatar que la expulsión del zaguero atlista Stiven Barreiro carecía de sustento: ni cometió falta sobre un adversario al saltar para cabecear el balón, ni mucho menos incurrió en agresión alguna. Si el árbitro Óscar Macías hubiera tenido forma de rectificar, habría reanudado el partido con un balón a tierra… y a otra cosa, colorida y volátil mariposa.En el feudo del Guadalajara, la revisión del gol invalidado a Carlos Salcido hubiera servido para ratificar el fallo de Roberto Ríos Jácome, porque estaba en lo correcto: en el momento del toque previo de su compañero, Salcido tenía un adversario entre él y la línea de meta; no los dos que exige el reglamento. En el lance que determinó la expulsión de Jair Pereira, en cambio, Ríos Jácome habría constatado que no hubo golpe… pero podría considerar que la barrida del jugador provocó el salto y el consiguiente traspiés de Cristian Esparza, y a interpretarla como intento de zancadilla, lo que se sanciona exactamente igual que la zancadilla consumada.*Por lo que hace a la barrida que le ganó la expulsión al americanista Edson Álvarez, en el partido contra Lobos, aunque no hubo transmisión del partido por televisión, sí hubo tomas —son del dominio público— en que se aprecia con toda nitidez que, como en el caso de Barreiro, no sólo no había motivo para la tarjeta roja: ni siquiera lo había para haber marcado falta.Ya vendrán tiempos mejores. Por lo pronto, en tanto esas innovaciones no se apliquen de manera generalizada, sigue quedando la sensación de que ciertos dirigentes del futbol mexicano siguen teniendo cierta nostalgia —“querencia”, dicen los taurinos— por la era de las cavernas.
