Ahora que se cruzan sus caminos —esta noche, para ser exactos—dentro del Torneo de Apertura, la coyuntura ha servido para que algunos observadores aventuren la hipótesis de que Guadalajara y UNAM son ejemplos perfectos de dos formas diametralmente diferentes de hacer las cosas, y que sus resultados, contrastantes, lo confirman…*En el caso de las “Chivas”, se supone que todo es de color de rosa; que la reciente conquista del título, en el pasado Torneo de Clausura, demuestra, de manera fehaciente, que sus dirigentes y el cuerpo técnico encontraron la fórmula que reconcilie al equipo con su grandeza pretérita: la de los años del “Campeonísimo”.En el de los “Pumas”, por contrapartida, se afirma que la eliminación de la Copa, la pobreza de sus resultados en la Liga —que los marginaría de la Liguilla—, el reciente cese de Francisco Palencia como timonel y el extra de que su reemplazo, Sergio Egea, en dos partidos no ha dado señales de ser el émulo aventajado de Mandrake el Mago que algunos esperaban, llevan a la conclusión de que el panorama es negro.*Hay un común denominador entre los dos equipos: tanto el mejor Guadalajara como los mejores “Pumas” de la historia coinciden en su filosofía de cuidar sus fuerzas inferiores. La diferencia estriba en que cuando uno y otro advirtieron que el material humano que producían sus respectivas canteras pasó a ser insuficiente, escaso o deficiente, sus dirigentes entendieron que la única fórmula que les permitiría volver a ser competitivos, sobre todo en una actividad que sin dejar de ser deporte tiene cada vez más las características de una industria, consistía en abrir la cartera.El Guadalajara original (la “A. C.”, como suele denominarse para diferenciarlo de la “S. A.” que es ahora), un tanto renuente al principio a dar ese paso, dio varios “palos de ciego” hasta acertar, en las últimas temporadas, en las contrataciones —costosas, ciertamente, pero las reglas del juego dependen de la oferta y la demanda— que le dieron los resultados que lo llevaron, en la temporada anterior, a la Liguilla, a la final y al título…Esas conquistas, empero, dejaron algunas dudas que siguen vigentes: una, que el Guadalajara, sin demérito del campeonato conquistado, fuera el mejor equipo de la Liga; y otra, que la fórmula le asegure una seguidilla de títulos como las de sus mejores tiempos.
