Dejar a Juan Carlos Osorio prendido con alfileres en el puente de mando de la Selección Nacional, debilita a esta última de cara al Hexagonal en que se disputarán los boletos correspondientes a la Concacaf para el Mundial de Rusia 2018, en la medida en que manda a los jugadores el mensaje de que la autoridad y la responsabilidad del técnico están en entredicho.Si llegara a suceder, en consecuencia, que los primeros resultados de dicho Hexagonal fueran adversos, lo más fácil, para los jugadores, sería lavarse las manos; refugiarse en el pretexto de que —como se dijo cuando se removió a Nacho Trelles del timón del “Tri” en vísperas del Mundial de 1970 (disputado en México, por cierto)—, el entrenador “ya no tenía el ascendiente sicológico necesario” para seguir en el cargo.*Es probable que Osorio haya incurrido en los errores que sostienen los “expertos”, tanto en el partido de la Copa América Bicentenario que se perdió de manera escandalosa contra Chile, como en el último de la primera fase de la eliminatoria —el martes pasado—, que no pudo ganarse a Honduras…Del primero quedó claro: se trató de un naufragio de todo el equipo. Nadie se salvó, esa vez, de la debacle… Del segundo, un examen objetivo lleva a concluir que, a despecho de los errores que supuesta o realmente cometió el técnico en la elección de los jugadores, el partido pudo ganarse: lo que no sucedió por errores individuales de quienes, pudiendo anotar, fallaron escandalosamente.*En la hipótesis de que los dirigentes de la Federación o de la Selección acataran la consigna de la turba (el “¡Fuera Osorio…!” de la otra noche fue una versión futbolera del “¡Crucificadle…!” que otra turba le exigió a Pilatos), sería pertinente considerar que un entrenador (Osorio, La Volpe, Bielsa, Mourinho, Guardiola: póngale usted, lector amable, el apellido que quiera) requiere de tres ingredientes —valga la expresión— para armar un equipo: jugadores (la materia prima de este asunto), conceptos futbolísticos… y tiempo.Si se decide reemplazar a Osorio, su sucesor sólo podrá disponer de los mismos jugadores de que el colombiano ha echado mano; (no hay más cera que la que arde). Sus conceptos futbolísticos serán, por sí mismos, insuficientes para lograr la metamorfosis que los ilusos quisieran… Y el tiempo —el aglutinante por excelencia de un equipo de futbol— se habrá acortado.Así que…
