Viernes, 06 de Diciembre 2024

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* “Choro”

Por: Jaime García Elías

* “Choro”

* “Choro”

Raro en él: Enrique Meza, de ordinario sobrio en sus declaraciones, ponderado en sus juicios, correcto en sus reacciones, ahora ha sido reincidente en su queja por la que califica de “injusticia”: la suspensión, por seis partidos, al “Chaco” Giménez a raíz de su agresión a un aficionado que invadió a la cancha del Estadio Morelos, de Morelia, en ocasión del partido de vuelta, en la ronda de semifinales del precedente Torneo de Clausura.
* Meza, en su momento, se comportó con su habitual compostura. Admitió, entonces, que tanto la agresión de Giménez al intruso como la del guardameta Jesús Corona al preparador físico de los “Monarcas”, fueron conductas censurables. Sin dejar de señalar que la intromisión del espectador a la cancha ameritaba una sanción para el equipo local, justificó los castigos que se aplicaron a sus jugadores, y que probablemente aún repercutan en el rendimiento del equipo en las primeras jornadas del torneo que el pasado fin de semana se puso en marcha... * Hasta ahí, muy bien. Lo censurable empieza en su “choro” —como dicen los jóvenes de ahora— acerca de la “falta de peso” de la directiva del Cruz Azul ante la Comisión Disciplinaria u otras esferas de la Federación. Apelando al antecedente de que a Aquivaldo Mosquera se le redujeron dos de tres partidos de suspensión que se le habían aplicado por una agresión a Mauricio Romero, del Morelia, en la temporada 2009, Enrique demanda un trato similar para el “Chaco”: que se la dejen más barata, vaya. * Convendría subrayar que la autoridad, cuando aplica sanciones, tiene cierto margen de discrecionalidad para reducirlas... o para ampliarlas. Ese margen se deriva de la norma misma, que suele establecer mínimos y máximos: si advierte que hay agravantes, puede llevarlas al máximo; si estima que hay atenuantes, puede reducirlas al mínimo. En el caso, sin dejar de reconocer que la intrusión de un aficionado debió ser penalizada —porque es lo justo... y porque la norma así lo determina— en perjuicio del equipo local, también hay que señalar que Giménez (de ordinario un jugador correcto y disciplinado), en esa ocasión perdió los estribos, porque su agresión fue una reacción desproporcionada con respecto a la infracción, ya que el aficionado que entró a la cancha sólo se acercó a tratar de saludarlo. Con tirarlo a lucas, pues, hubiera sido más que suficiente. Así que...

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