Con la tibieza que la caracteriza, la autoridad se pronunciará, previsiblemente, por una decisión salomónica: los concesionarios del transporte público en Guadalajara y anexas, desde la esquina de los rudos, solicitan un aumento de dos pesos en la tarifa; la generalidad de los usuarios, desde la de los técnicos, replican, a grito pelado, que no: que la calidad del servicio no lo justifica; los dueños de la última palabra buscarán la fórmula intermedia: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”... Al final de la película, pues, lo más probable es que se autorice un aumento de un peso en la tarifa (con, la promesa, eventualmente, de retomar el tema dentro de un año, una vez que se haya desinflamado el chichón que representará este golpe para la economía popular), lo que dejará tan frustrados a los camioneros como cabreados a los usuarios... y a otra cosa, colorida y volátil mariposa. -II- Una decisión así equivale a hacer malabares con un chayote caliente que espina y quema las manos a quienes cobran por gobernar como si supieran. Por una parte, es probable que ese incremento sea insuficiente para paliar el encarecimiento en los insumos, y dé pie a que los camioneros digan como el abonero árabe de los tiempos en que casi todos los tenderos de la esquina se llamaban Jalil: “¡Estoy berdiendo buchos daneros, harbano...!”; por la otra, el visto bueno oficial de la nueva tarifa reducirá aún más la casi nula autoridad moral de los gobernantes para apretar clavijas a los camioneros; casi nula, primero, porque ya van de salida (y en los ocho meses que les quedan en el cargo se limitarán a nadar “de muertito” y a cobrar puntualmente sus quincenas)... pero, principalmente, porque nunca tuvieron, en la actual administración, la mano dura que haría falta para exigir a los concesionarios el cumplimiento puntual de los requisitos que garanticen a los usuarios el transporte digno y eficiente al que tienen pleno derecho. -III- La conclusión cae por su propio peso: Guadalajara tendrá en breve un transporte público más costoso... pero no mejor. (Todo eso, mientras los más ancianos de la comarca evocan los tiempos en que las calles de Guadalajara y anexas eran surcadas por los camiones “Analco-Moderna”, “Centro-Colonias”, “Norte y Sur”, “Mexicaltzingo-Mezquitán”, “Oblatos-Colonias”, etc...., sin poder contener, surgido desde el fondo del alma, un suspiro como el que se dedica a un viejo amor).