Para que no se diga que al usuario del transporte público ni siquiera se le concede el derecho al pataleo, hay que consignar, en estricta justicia, que no es así. La “h.” Autoridad no sólo tuvo a bien implementar un mecanismo que posibilita la presentación de quejas, sino se encarga, muy mona, de darles seguimiento. No es propiamente que se emita periódicamente un reporte pormenorizado de las consecuencias de tales quejas, pero sí, al menos, que los reportes se documentan, se clasifican, se archivan… y se convierten en estadística.-II-Acaba de difundirse, en ese orden de ideas, el balance de las quejas capturadas por la Secretaría de Movilidad y Transporte en los primeros ocho meses del año. Ahí se refiere que se presentaron 1,374 quejas en ese lapso. Divididas entre 245 días, el promedio es de 5.6 quejas diarias. Muy pocas, se diría, considerando los cientos de miles de personas que viajan diariamente en camión urbano. Y aunque no hay parámetros disponibles acerca de lo que sucede en otras latitudes, no sería remoto suponer que si la calidad de ese servicio público se midiera por la cantidad de quejas de los usuarios ante la autoridad, el de la Zona Metropolitana de Guadalajara alcanzaría niveles de excelencia y estaría en condiciones de competir con cualquiera del Primer Mundo.La información acrecienta los motivos más recurrentes de las (escasas, reiterémoslo) quejas que se reciben: uso —por parte del conductor— del teléfono celular; la presencia de algún/a acompañante con el chofer; alterar el derrotero (sin causa justificada, se supone), o “cortar” la ruta y bajar al pasaje, sin más trámite.-III-El reporte omite el dato de si eventualmente se carea a quejosos y conductores; tampoco informa de las sanciones —multas, suspensiones, despidos...— que se imponen a los choferes (de comprobarse la veracidad de la queja, por supuesto)… Faltaría saber, además, si hay algún indicio de que en este tema no se replica el caso de los delitos en que, según estadísticas del Inegi, se considera que sólo 6% de las víctimas presenta las denuncias correspondientes; (94% se abstiene, convencido de que, puesto que vivimos en el paraíso de la impunidad, hacerlo sólo representa molestias, corajes y pérdida de tiempo).La información, por lo demás, señala que de las 10 rutas que motivan la mayoría de las mil y tantas quejas presentadas de enero a agosto, nueve ya están “certificadas”.¡Qué sería si no lo estuvieran…!