Martes, 14 de Enero 2025

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- Mariachis (y II)

Por: Jaime García Elías

- Mariachis (y II)

- Mariachis (y II)

—¿Qué tal una cerveza en la Plaza de los Mariachis…?

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Era una de esas tardes calurosas, típicas de los veranos tapatíos. La propuesta fue aprobada por aclamación. Ya ahí, se solicitaron sendas cervezas. El mesero regresó un minuto después; no con las cervezas; sí con varios platos, rescatados del fregadero, que colocó frente a cada comensal… con restos de pozole.

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—¿Y esto…? –quiso saber uno de los circunstantes.

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—Es que como no nos permiten vender alcohol sin alimentos, los ponemos para que parezca que acaban de comer.

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-II-

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El calificativo a la medida para la experiencia fluctuó entre “asqueroso” y “ofensivo”. Las razones eran obvias… En algunas de las intentonas que desde entonces se han hecho para convertir a la zona en un sitio digno, atractivo para visitantes y lugareños, se aseguró que ya no había necesidad de suscribirse a ese repugnante recurso… Alguna vez, según refieren, se pensó en imitar a los restaurantes de los portales de Comala, Colima, donde basta pedir una cerveza para desatar un desfile de viandas y convertir la jornada en un maratón gastronómico… pero no necesariamente en una borrachera.

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De la buena intención no se pasó. Hasta la fecha, todos los intentos por “rescatar” a la Plaza de los Mariachis, por agregarla a las opciones de visita obligada para los turistas, han resultado fallidas. Y cuando se dice “todos”, se alude lo mismo a los emprendidos por particulares que piensan en hacer negocio, que en los realizados por las autoridades en nombre del respeto a las tradiciones. La dichosa Plaza (lo de “dichosa” es un decir) sigue siendo, por donde se le mire, a despecho de las buenas intenciones, un mugrero.

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-III-

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A las acciones que la actual administración municipal ha emprendido, con la intención de que el Centro Histórico de Guadalajara corresponda al título de “Ciudad Amable” que alguna vez mereció la capital de Jalisco, convendría agregar, ciertamente, si no el “rescate” de una zona que —dirían las abuelas de antes— “no tiene por dónde el diablo la deseche”, sí la creación de una nueva. Y es que, bien visto, es vergonzoso que sean tan escasas —si es que, en realidad, las hay— las opciones para que quienes visitan “La Tierra del Mariachi” y “La Tierra del Tequila” vivan una experiencia agradable, atractiva, placentera, digna de recordación y relación, relacionada con esas tradiciones… sin más consecuencias lamentables que las emparentadas con “La Revancha de Moctezuma”.

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