Presumía Juca Chaves –humorista brasileño– que su automóvil tenía tres velocidades: “Despacio..., más despacio... y parado”.Otro tanto podría hacer –sin tomarse siquiera la molestia de pagar las correspondientes licencias de autor– el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz con respecto a la movilidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara.-II-Entre los “logros” de que hizo alarde en ocasión de su III Informe de Gobierno, Sandoval aludió a la “certificación” (derivada del escándalo mediático que fue la “chuza trágica” de un camión de la ruta 368 a inmediaciones de la Prepa 10 de la Universidad de Guadalajara, el 7 de marzo de 2014) de 56 de las 270 rutas que circulan por las calles de la Guadalajara y sus cada vez más desparramados arrabales; un “avance” consistente, a grandes rasgos, en la renovación y modernización de las unidades y en la modificación del esquema operativo de las mismas: la “migración” –de conformidad con el léxico oficial– del antiguo modelo del “hombre-camión” al de la “ruta-empresa”.En la práctica, nada trascendente; nada que se traduzca en una mejoría significativa de la calidad y la eficiencia de ese servicio básico; nada que reduzca los tiempos de traslado entre orígenes y destinos de los millones de personas que todos los días van, necesariamente, de sus casas a sus escuelas o centros de trabajo y viceversa; nada que haga más ágiles o más amables esos recorridos; nada que invite a los automovilistas a prescindir del vehículo particular en que sus desplazamientos son cada vez lentos y más fastidiosos, y optar por el transporte colectivo; nada que contribuya, en la medida en que los viajes dentro de la ciudad se vuelvan más eficientes, a reducir la contaminación ambiental...: a mejorar, en pocas palabras, en ese aspecto, la calidad de vida de los tapatíos y la del aire que en cada bocanada meten a sus pulmones.-III-La recriminación al gobernador por los prácticamente nulos avances observados en esa materia –y por la perspectiva de que ninguna mejoría se observará en el resto de la actual administración, habida cuenta de la destreza con que, para disimular su incompetencia, ha esgrimido el pretexto de la construcción de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano– es válida, considerando que la “reestructuración” del transporte público fue uno de sus compromisos de campaña.Esa promesa le ganó votos, ciertamente. El gobernador, por tanto, está en deuda con quienes creyeron en su palabra.