Lunes, 20 de Enero 2025

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- Cochinero

Por: Jaime García Elías

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La pestilente laguna de aguas negras que quedó a unos metros del complejo de departamentos que se construyó en “El Bajío” —zona de recarga de los mantos friáticos... hasta antes de que la mano del hombre metiera el pie— para alojar a los atletas participantes en “los mejores Juegos Panamericanos de la historia”, fue un símbolo. No —por lo menos hasta ahora— del “parteaguas” que serían los Juegos (“según San Lucas”) para sacar a Guadalajara del rezago histórico derivado de su crecimiento brutal y anárquico; sí de que, más allá del esplendor del oropel y el crepitar de los fuegos de artificio que con ese pretexto se consumieron en cantidades industriales, por el cochinero que quedó al cabo de la fiesta.

-II-

Ayer, en uno de los periódicos de su propiedad, Mario Vázquez Raña (presidente de la Organización Deportiva Panamericana y factótum vitalicio de los Juegos) tronó el cohete. Tras aseverar que luchó “día y noche” por que los XVI Juegos se celebraran en Guadalajara, reconoce que el desorden comenzó porque “se gastaba más dinero de lo previsto”, y aventura que “las cuentas no fueron las correctas, porque hoy todavía (...) deben a proveedores cerca de mil millones de pesos”; (en instancias gubernamentales se reconocen adeudos por “poco más de 500 millones... nada más”). Agrega que “ahora quieren (los organizadores de los Panamericanos) dinero para los Juegos Olímpicos de la Juventud (para los que Guadalajara ya pidió la sede), porque les urge para tapar el hoyo de los Panamericanos”. Da nombres: “Mis amigos Carlos Andrade Garín, Ivar Sisniega y Horacio de la Vega”. La nota señala, en fin, que las cuentas públicas relacionadas con los Juegos resultaron “sospechosas y con dudas”.

-III-

No es —reiterémoslo— Juan Cuerdas o Perico de los Palotes quien hace esas aseveraciones: es Mario Vázquez Raña: el mismo que decidió que no era viable la construcción de la Villa Panamericana en los predios que se habían adquirido para el efecto a inmediaciones del Parque Morelos; el mismo que dio el visto bueno para construirla —invirtiendo dinero del Fondo de Pensiones del Gobierno del Estado— en una zona técnica y legalmente inhabitable.

Al margen de las repercusiones que tenga el cohetón que Vázquez Raña hizo detonar ayer, cada vez hay más indicios de que la cruda derivada de la borrachera —que duró dos semanas— de los Panamericanos, todavía va para largo...

¡Ah, pero lo bailado nadie nos lo quita...!

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