Vamos al cine

Entre otros, tiene el acierto de reflejar época y estilo con dos décadas de diferencia. Condescendiendo respecto a las exageraciones propias de la acción, está película deja sabor a evocación y reducción espacios generacionales.

Medio, espectáculo y entretenimiento, la propuesta del Cine hoy es universal y, de hecho, siempre lo ha sido. Aunque con diferentes matices, el Cine es el medio de comunicación más consistente en la comunicación de cultura a las generaciones jóvenes y contribuyendo a su formación ideológica a través de las historias narradas en la pantalla. Bien por Harrison Ford y más por Steven Spielberg.

El Cine expresa la calidad de su origen como espectáculo en el que pone de relieve recursos humanos, técnicos y manuales. Un ejemplo es la aplicación de efectos ópticos y sonoros en los que la manipulación de la imagen resultaba un elemento disponible en cualquier latitud con más o menos dificultad de acuerdo a la creatividad del operador, pero que hoy y gracias a la digitalización queda a alcance de cualquier joven con alguna vocación.  Y es conveniente enfatizar la juventud porque en ella reside ya el conocimiento en esta materia.
El entretenimiento es la forma más sutil de penetrar en el pensamiento y alojar ideas en las neuronas de forma permanente. Por lo mismo es importante reflexionar acerca del cine como medio inductor de necesidades e importador de costumbres que modifican usos y costumbres.

Las películas antiguas son el reflejo fiel del proceso seguido por el cine como medio de comunicación, espectáculo preferido por la juventud y tradicional entretenimiento. La comparación resulta obvia no sólo en cuanto a recursos técnicos, sino al desarrollo temático donde la narración promueve el romanticismo, entre otras facetas, mostrando valores morales ahora en desuso.
El Cine nos da lo mejor de la vida y lo peor también, en un procesos permanente de actualización técnica, pero también social. Es el retrato del acontecer y su circunstancia. Podemos verlo como simple entretenimiento u observar su mensaje implícito del tiempo y su forma, de su ayer o ahora.

Dios nos guarde de la discordia.

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