Jueves, 16 de Mayo 2024

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La sombra

Por: El Informador

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Por Mauricio Giaconía

La historia de los ganadores del Tour de France durante las últimas dos décadas no sólo ha encumbrado nombres y construido leyendas: también los ha cobijado con el fantasma del dopaje y ha derribado mitos.

Lance Armstrong dilapidó sus siete tours por EPO; Alberto Contador perdió uno de los tres que había ganado (2010) por clembuterol. También por dopaje, Chris Froome (último campeón del Tour y cuádruple campeón) podría ser despojado de la Vuelta de España 2017, una de las tres grandes del ciclismo junto al Tour y al Giro de Italia. El ciclista británico, de 32 años, resultó positivo por salbutamol en un control efectuado el 7 de septiembre al terminar la decimoctava etapa, en Santo Toribio de Liébana, pero aún no se ha dado veredicto sobre su caso.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) permite el consumo de salbutamol, el principio activo del antiasmático Ventolín, siempre que se haga por inhalación (a través de un aerosol) y no por vía oral o inyectable, y en tanto su presencia en la orina durante el análisis no supere la cantidad de mil nanogramos por mililitro. El laboratorio antidopaje de Madrid encontró dos mil nanogramos de salbutamol en la orina de Froome, el doble de lo permitido.

En su expediente, la UCI sostiene que, luego de un esfuerzo intenso y prolongado, o aspiró más Ventolín del permitido (su efecto anabolizante frena el desgaste muscular), o lo tomó por vía oral, lo cual está prohibido.

En ambos casos, a menos que haya una apelación que la desmienta, la sanción es inevitable y, al margen de la pena que recaería sobre Froome, siempre irá acompañada de la descalificación de la competencia y la pérdida del título (Vincenzo Nibali fue segundo, y repetiría el título que ganó en 2013).

Otros grandes campeones, como Miguel Indurain, Óscar Pereiro o Alex Zülle, han padecido controversias con el salbutamol, cuando era necesario probar que se padecía asma para poder tomarlo. En 2010, la AMA liberó su uso con un tope, pero eliminó la obligación del deportista de demostrar su uso terapéutico.

Froome se defiende. “Conozco las reglas. Uso un inhalador para controlar los síntomas, y siempre dentro de los límites permitidos. El asma empeoró según avanzaba la Vuelta y aumenté la dosis por consejo médico”.

Pese aunque no se ha confirmado aún el veredicto, el equipo británico Sky incluyó ayer a Froome entre sus siete corredores para la Vuelta a Andalucía , del 14 al 18 febrero próximos.

Otro hecho similar sacude por estos días al ciclismo latinoamericano. Doce participantes de la Vuelta a Costa Rica 2017, incluido su séxtuple y último campeón, Juan Carlos Rojas, fueron suspendidos provisionalmente por haber utilizado CERA (eritropoyetina, EPO de tercera generación), sustancia prohibida por el Comité Olímpico Internacional (COI).

Tanto Rojas como su hermano César Rojas, Jewinson Varela, Vladimir Fernández, José Alexis Rodríguez, Jason Huertas, José Irías, Gabriel Marín, Melvin Mora, Kevin Murillo, Jordy Sandoval y Jeancarlo Padilla dieron positivo en los controles médicos de sangre y orina que se les practicó al finalizar la contrarreloj individual disputada desde Palomo hasta Paraíso de Cártago el pasado 22 de diciembre.

La Unión Internacional de Ciclismo (UCI) dio a conocer la noticia el 31 de enero y aunque los ciclistas tenían siete días para pedir la contramuestra y apelar, no lo hicieron. En el caso de Juan Carlos Rojas, la sanción rondaría los ocho años, mientras que para los demás sería de cuatro.

Extralum Tierniticos, el equipo con que Rojas conquistó la pasada Vuelta de Costa Rica, anunció en la semana su desaparición. Las empresas Extrusiones de Aluminio S.A. y Grupo Empaques Agroindustriales S.A. comunicaron que “concluirán su patrocinio al equipo de ciclismo Extralum Tierniticos a partir del día viernes 9 de febrero. Es una decisión que tomamos con mucho dolor, pero para nosotros es inevitable”.

La EPO, cuya finalidad primaria es atenuar enfermedades renales o tumores cancerígenos, es un estimulante sanguíneo que incrementa la concentración de glóbulos rojos y retarda la fatiga para que los músculos reciban más oxígeno con la misma cantidad de sangre. Todas las entidades que rigen el deporte mundial consideran la ilegalidad de la EPO por sus graves efectos colaterales, como trombosis, obstrucción de arterias coronarias, accidentes cerebrovasculares e hipertensión.

Aunque estas hechos se han tornado repetitivos y habituales, la historia del ciclismo es demasiado rica para que la tape la sombra de la poca luz que el dopaje emana.

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