Jueves, 18 de Abril 2024

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Guida: una cátedra de batuta

Por: Jaime García Elías

Guida: una cátedra de batuta

Guida: una cátedra de batuta

Marco Bonilla, en “Arcadia”, definió -acaso sin proponérselo- a los directores de orquesta como “alquimistas del sonido, que hacen de una interpretación algo único e irrepetible”. Se ha dicho, también, que son “el alma, el cerebro y el corazón de una orquesta”, y que su función consiste en “desentrañar el universo mundo que se abre al otro lado del papel, más allá de los pentagramas”... Guido María Guida, director huésped en el cuarto programa de la Primera Temporada 2019 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado -sala casi llena-, ratificó su cartel como uno de los mejores directores que han estado al frente de la misma en los últimos años.

De principio a fin del programa, pero particularmente con la Sinfonía No. 4 en Re menor, Op. 120, de Schumann, que cerró la velada, Guida supo ser ese “alguien cuyo misterioso rol consiste en adivinar el mensaje de un creador, y transmitirlo a una audiencia arrobada”. Sin detrimento del Concierto del Sur para guitarra y orquesta incluido en la parte central del programa, la Cuarta de Schumann (elogiada por Brahms en estos términos: “Es un verdadero placer oír algo tan espontáneo y brillante expresado con tanta gracia y facilidad”), por su peso específico, fue el plato fuerte de la sesión.

Guida dio en ella una cátedra de manejo de la batuta y de liderazgo sobre la orquesta. Tras el tempo ralentizado -hizo recordar a Sinopoli y a Celibidache- en el tema reposado de los primeros compases, imprimió un mayor dinamismo al pasar del andante inicial al allegro dominante del primer movimiento. Consiguió matices encantadores; impuso un impecable equilibrio de secciones; sacó fortes de la masa orquestal, que nunca llegaron a la molesta estridencia; bordó una orquestación exquisita de cuerdas y maderas alrededor del solo de violín del segundo movimiento (romanza), a cargo de la concertino Angélica Olivo; logró crescendos espectaculares en el cuarto movimiento…: todo en forma magistral.

La parte solista en el Concierto del Sol, de Ponce (“mezcla de inspiración nativa y armonías impresionistas”, consigna el programa de mano), correspondió al joven guitarrista mexicano Pablo Garibay, quien obsequió como encore una breve pieza de un compositor venezolano contemporáneo. El preámbulo fue la suite orquestal Constructores de lo Efímero, de Federico Ibarra.

El programa se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.

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