Jueves, 02 de Mayo 2024

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Claroscuros a cinco años de la 4T

Por: Rubén Martín

Claroscuros a cinco años de la 4T

Claroscuros a cinco años de la 4T

El Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a su quinto año el pasado 1 de septiembre con una cómoda tasa de aprobación de 65 por ciento (según promedio de encuestas de Oraculus) y con el enorme regalo que trajo la encuesta del Inegi, de finales de julio, que confirmó una reducción de la pobreza de cinco millones de personas entre 2020 y 2022.

El Presidente López Obrador decidió presentar su penúltimo informe en Campeche y aprovechar, así, para subir a sus invitados de la clase política y empresarial al primer recorrido de prueba del Tren Maya que salió de esa ciudad hacia Mérida, Yucatán. López Obrador quería presumir que una de sus obras insignias ya está en pruebas.

Hasta los críticos del actual gobierno reconocen avances en la 4T. Se reconoce que los programas sociales han contribuido significativamente a aumentar los ingresos en los hogares más pobres; el salario ha aumentado 88 por ciento en contraste con 30 años de contención salarial impuesta por gobiernos anteriores. Los recursos de los programas sociales, los aumentos salariales y la mayor llegada de remesas desde Estados Unidos son algunos de los factores que explican la reducción de la pobreza. 

Aunado a esto, el actual Gobierno ha mantenido una estabilidad económica producto del manejo conservador de las finanzas públicas, el fortalecimiento del peso, la inversión extranjera y la entrada de remesas. Es una política económica prácticamente semejante a la de los gobiernos anteriores. Hay una sensación de estabilidad económica que muchos de sus críticos no preveían al arrancar el sexenio.

Pero por más que el Presidente insista que el modelo neoliberal ha terminado, el ciclo de acumulación de capital abierto hace 30 años sigue casi intacto, según se constata con la renovación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, y la supeditación estratégica de la economía y la logística mexicana a la producción mundial que requiere Estados Unidos, como lo revela el acuerdo para la producción de microchips en el corredor interoceánico.

Pero así como hay estos aspectos que propios y extraños le reconocen, el actual Gobierno deja una larga serie de pasivos. Si bien no se dieron nuevas concesiones mineras y se aprobó una nueva Ley de Minería, el modelo extractivista permanece casi intacto, tanto por las explotaciones mineras, energéticas, negocios turísticos (como el Tren Maya) y la ampliación de territorio entregado a la agroindustria. 

A pesar de la modificación a la baja de la tasa de homicidios dolosos, este será recordado como uno de los sexenios más violentos en la historia moderna. Además, la crisis por desapariciones y la crisis forense asociada a la primera y la sostenida tasa de homicidios conforman una crisis humanitaria de enormes dimensiones.

Uno de los pasivos más álgidos que deja la 4T es la creciente militarización del país. Ha entregado más tareas, proyectos y recursos al Ejército como ningún otro Gobierno. El aumento del poder militar se ha manifestado en el largo listado de tareas encomendadas, los proyectos bajo su cargo y el aumento en el patrimonio de las Fuerzas Armadas a través de fideicomisos y negocios públicos bajo su responsabilidad, entre los más recientes, la nueva línea aérea y el Tren Maya. 

Pero justamente el creciente poderío militar impide que se avance en casos cruciales como Ayotzinapa y que se investiguen a fondo los hechos represivos del pasado y crímenes de lesa humanidad cometidos desde el Estado y, preponderantemente, con intervención de las Fuerzas Armadas. El poder militar es más fuerte que la exigencia de las víctimas para llegar a la verdad y la justicia en los graves casos de represión.  

López Obrador dijo en su 5º Informe que los resultados presentados son muestra de que el “Humanismo mexicano” funciona y es un ejemplo para otros países. Pero visto en conjunto, este proyecto ha resultado en un proyecto de Gobierno más adecuado para la reproducción ampliada de capital al aumentar ingresos de clase trabajadora (vía salarios y programas sociales), lo que amplía el mercado interno y el crédito bancario a través del crédito al consumo (tarjetas de crédito, compras a meses, etc.). El proyecto del “Humanismo mexicano” al mismo tiempo ha significado la apertura de nuevos territorios para la valorización de capital a través megaproyectos, especialmente el corredor interoceánico, y la península de Yucatán a través del Tren Maya  
Si bien el Gobierno habla de una Cuarta Transformación y el fin del neoliberalismo en México, la política social del actual Gobierno ha puesto los cimientos de un nuevo ciclo de acumulación de capital en México, tanto a través de inversión pública como de inversión privada nacional y extranjera.

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